Cada vez que puede, Javier Aguirre insiste en que la Nations League de la Concacaf no es una obligación para México. Sin embargo, el historial reciente demuestra que este torneo ha sido un obstáculo que ha sentenciado a los últimos entrenadores del Tri, convirtiéndose en una competencia mucho más peligrosa de lo que parece.
El Vasco llegó al banquillo nacional en agosto de 2024, con la misión de reconstruir la Selección Mexicana tras los fracasos en el Mundial de Qatar 2022 y la Copa América 2024. No obstante, su primera gran prueba llega ahora, en un torneo que Estados Unidos ha dominado con autoridad y que ha expuesto las debilidades del combinado azteca.
Un torneo que ha costado caro
Desde su creación en 2019, la Nations League ha sido un campo minado para los entrenadores del Tricolor. Gerardo Martino, Diego Cocca y Jaime Lozano intentaron conquistarla, pero todos fracasaron, dejando una sensación de incertidumbre y vulnerabilidad en el equipo mexicano.
- En la edición 2019-20, retrasada por la pandemia, el Tata Martino cayó (3-2) ante Estados Unidos en la final. Aunque logró llevar al equipo al Mundial, la derrota sembró dudas sobre su gestión.
- En 2023, Diego Cocca vivió una crisis total. El equipo fue humillado 3-0 por los estadounidenses, se conformó con el tercer lugar al vencer a Panamá, pero pocos días después fue despedido.
- Jaime Lozano, en la última edición, volvió a sucumbir 2-0 ante Estados Unidos en la final. Luego de quedar eliminado en fase de grupos de la Copa América, también perdió el cargo.
Aguirre quiere marcar distancia con sus predecesores y asegura que este torneo no es prioridad, pero la presión histórica y el contexto actual dicen lo contrario.
Un camino lleno de retos
Si bien la meta principal de Aguirre es llegar fuerte al Mundial 2026, el técnico tendrá que afrontar también la Copa Oro y la Nations League, torneos donde México ha perdido terreno ante su máximo rival regional.
La realidad es que no ganar la Nations League no es un pecado, pero el problema es que el torneo ha sido un reflejo del declive del Tri en Concacaf. Y si Aguirre no logra frenar la tendencia, su futuro, aunque parezca sólido, podría complicarse.
En el fútbol de selecciones, no basta con decir que una competencia no es prioridad. Al final, los resultados son los que hablan.