Entre sangre y cenizas: acusan alteración de escena en el Rancho Izaguirre

Buscadoras y especialistas denuncian manipulación de evidencias en el sitio de Teuchitlán; “la escena fue barrida”, advierten

Restos calcinados, ropa semienterrada, zonas marcadas con banderas y un fuerte olor a descomposición fueron parte del panorama hallado por colectivos de búsqueda y medios de comunicación durante su ingreso al Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, el pasado 20 de marzo. A pesar de las denuncias presentadas desde el 5 de marzo, la escena se encontró alterada y sin resguardo forense, según denuncias de madres rastreadoras y expertos en criminalística.

En una visita calificada como “caótica”, las familias no obtuvieron respuestas. En su lugar, hallaron indicios expuestos sin protocolo, espacios sin delimitar y ausencia de autoridades que explicaran los procesos realizados. La Fiscalía de Jalisco permitió el acceso tras semanas de exigencias, pero no presentó personal técnico, peritos ni voceros durante el recorrido.

“Es sangre”, afirmó una madre buscadora al señalar una olla con un líquido sospechoso dentro de una construcción a medio terminar. El hallazgo fue uno de varios señalados por familiares y periodistas, que documentaron objetos personales abandonados, estructuras aparentemente usadas como celdas o fosas y restos calcinados en múltiples puntos del predio.

La criminalista Yuriria Rodríguez Castro, quien participó en la visita, declaró que la escena mostraba signos claros de intervención y no se respetaron los principios de preservación. “Desaparecieron todo, incluso la escena del crimen que nos podría explicar tanto dolor”, aseguró.

Por su parte, la periodista Marcela Turati, coordinadora del sitio A dónde van los desaparecidos, denunció que la visita se realizó sin orden, sin guía profesional ni información clara, y que las familias pisaron posibles zonas de evidencia por falta de delimitación. “Lo hicieron todo mal”, afirmó.

Durante el recorrido, las buscadoras encontraron cenizas esparcidas, banderas de señalamiento sin explicación y restos cubiertos de forma parcial. “No venimos a un museo”, reclamó una madre, al describir la sensación de que el lugar había sido expuesto al público sin un enfoque técnico o humano.

Los colectivos insistieron en que la alteración del lugar compromete la posibilidad de identificar personas desaparecidas, ya que se habrían perdido pruebas clave. Especialistas recordaron que tanto el Protocolo de Preservación del Lugar del Hecho como el Manual de Buenas Prácticas en la Escena del Crimen exigen mantener intacta toda evidencia hasta que sea procesada adecuadamente.

Hasta ahora, no se ha dado a conocer un informe oficial sobre los objetos o restos recuperados, ni se ha informado cuántas zonas del rancho fueron intervenidas antes del ingreso de familiares y medios.

La Fiscalía estatal indicó que el caso sigue abierto y que se investigarán las denuncias. No obstante, los colectivos de búsqueda expresaron temor de que la verdad sobre lo ocurrido en el Rancho Izaguirre se haya perdido entre cenizas y omisiones.

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