Es una tragedia tan grande que nadie ha podido medirla. Los hallazgos en Teuchitlán y Reynosa apremian la pregunta sobre cuántos campos de exterminio hay en México hoy. El gobierno, las autoridades, no tienen idea y quizá ni interés en tenerla. El Registro Nacional de Personas Desaparecidas es, a juzgar de los especialistas, incompleto y opaco. La herramienta más útil parece ser La Plataforma Ciudadana de Fosas, producida y promovida por Artículo 19, la Universidad Iberoamericana, Data Cívica, Incidencia-Derechos Humanos, Human Rights Data y el Fondo Canadá. El mapa región por región que presentan en su página digital es asombroso, y devastador. Actualizado a un lejano marzo de 2023 (se alimenta con cifras de las fiscalías estatales, la general y la prensa), da idea del tamaño del exterminio: un mínimo de 587 fosas comunes descubiertas entre 2006 y 2023 (FGR), pero si se da prioridad a las cifras de las procuradurías estatales, se llega a 4 mil 565. Jalisco, Veracruz, Sonora y Tamaulipas sobresalen en el mapa. Entre 587 y 4 mil 565 fosas halladas, pues, en 17 años. Un indicador del grado de muerte, impunidad, deshumanización y monstruosidad en el mejor país del mundo.