¿Mundial CAN-MX-USA 2026 o no? Esa es la cuestión. Interrogante que no tendría por qué plantearse si Trump no impulsara la reconfiguración de todo el orden comercial, pero también social e institucional de la región norteamericana.

Una pelea de box en forma. Y es que, ya que el anaranjado personaje quiere todo para él y para su país, no dejándole nada a nadie, se puede barruntar que más allá de los goles en un mundial de futbol, se anuncia algo de lucha libre: “en esta esquina Donald Trump, en la otra el resto de Norteamérica”.

Si de pronto América del Norte no está para el Mundial 2026 es debido al aquelarre que está armando el anaranjado -y desquiciado- personaje. Bajo la concepción trumpista de que todo es para Estados Unidos, mismo el mundial de futbol 2026 peligra. ¿No me digan que no lo habían pensado?

Cabe la posibilidad de que el señor del copete no soporte la idea de tener que coanfitronear el magno evento. Primero muerto a que las ganancias monetarias de la gran fiesta del futbol no recaigan exclusivamente en su país. El presidente estadounidense es tan afecto a monopolizar que uno se pregunta si no se le meterá en la cabeza eso del ‘Mundial para los americanos’… Ardería Troya y con ésta, medio mundo.

Hagamos memoria sobre algo que hoy parece lejano: cuando se llevaban bien, México, Canadá y Estados Unidos decidieron que el mundial podía ser jugado en los estadios de los tres países. Hoy, viendo la situación, los posicionamientos, las iniciativas, las actitudes y las reacciones ante los aranceles, el comercio, las normas e instituciones, el Mundial 2026 como estaba pensado -y aprobado por la Federación Internacional / FIFA que lo organiza y gestiona- ya no queda muy claro.

Con el presidente de Estados Unidos, sus bravatas y provocaciones, lo que ocurre en ese país, con sus socios, la economía de la región y las expectativas en el mundo, ¿deberíamos considerar que, de pronto, EEUU quiera ir solo como sede del Mundial? Yo de verdad espero que la FIFA esté preocupada, pero sobre todo ocupada en analizar lo que podría ser un espinoso asunto.

Pero me temo que la respuesta dependerá no tanto de la Federación Internacional de Futbol, sino más de Trump y de Elon Musk u algún otro amigo de este par. Si el Mundial no representa una ganancia monetaria asegurada para ellos en lo particular (poco o nada importa la derrama económica en su país), no harán nada para que el Mundial llegue a buen puerto y sí mucho en contra.

Eso no quita que la única instancia que tiene la responsabilidad de garantizar las entradas con sedes tripartitas -literalmente- sea la FIFA, la cual tendría que alcanzar un acuerdo de garantías y con ventajas muy específicas para la administración trumpista.

En este zipi zape que viene por el Mundial, también sería interesante saber qué opinan los presidentes de México y Canadá. Máxime que Trump acusó a Justin Trudeau de ser solamente “gobernador de Canadá” y el canadiense le contestó diciendo que Trump es un tonto…

Más allá de si el Mundial se mantiene con las tres sedes o solo se lleva a cabo en Estados Unidos, recordemos la belleza del juego del balompié. Trump puede llevarse una sorpresa desagradable como la que tuvo Hitler en las Olimpiadas de Berlín en 1936.

En ese momento, Jesse Owens, atleta estadounidense de color, ganó cuatro medallas de oro. Sus victorias en atletismo fueron una cachetada al mito de la supremacía aria nazi cacareada por el Führer. Owens no solo ganó cuatro oros, también estableció un nuevo récord olímpico y su hazaña rompió en pedazos las mentiras de Hitler. Imaginemos que Trump tenga que premiar al equipo de un país que no le rinde pleitesía. Que ganara Francia o Inglaterra, por ejemplo…

Hasta ahora no se ha planteado en los medios de información el que la fiesta mundialista podría entrar en jaque gracias al “yo-solo yo” naranja, pero es momento de analizarlo. ¿Norteamérica está para un Mundial? No nos esperemos a saberlo sólo después una triste patada fuera de lugar acomodada por Trump.

Verónica Malo Guzmán

Verónica Malo Guzmán es politóloga, consultora política y columnista de opinión. Miembro de International Women’s Forum, destaca por su análisis crítico y su experiencia en temas de política y sociedad.

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