Finalmente Donald Trump dio un respiro a México y decidió postergar para el 2 de abril su guerra arancelaria.
¿A cambio de qué?
¿Qué concedió Claudia Sheinbaum?
Esto deben conocer pocas personas, de ambos bandos.
Por lo pronto es una victoria para la presidenta de México. Momentánea, sí, pero victoria al fin. Y no quedó como Justin Trudeau, el apabullado primer ministro de Canadá que seguramente recibirá reproches de su pueblo por tener que sortear los aranceles.
En el aire queda qué se acordó en esa comunicación telefónica de este jueves. La última vez que hablaron Sheinbaum entregó a 29 capos del narco de alto nivel. No hay antecedentes de este tipo de entrega. Vaya, ni se conoce bajo qué figura jurídica se hizo la expulsión, que no extradición.
El momento actual alimenta la especulación: ¿A qué se comprometió Claudia?
¿Acaso una operación conjunta para combatir al narco y la producción de fentanilo?
¿La captura de un narco político de altos vuelos?
La actitud de Trump obligó al gobierno de Sheinbaum a dar un giro total en la estrategia contra el narco. El impacto llegó directamente a las operaciones del Cártel de Sinaloa. Natalie Kitroeff, jefa de la oficina del New York Times en México, Centroamérica y el Caribe, la polémica periodista que realizó un reportaje sobre el fentanilo en laboratorios caseros en Culiacán, que incluso fue desacreditado por el gobierno mexicano, externó algunos puntos interesantes en reciente entrevista para el podcast The Daily.
Recordó que esa visita a la capital sinaloense fue a finales del año pasado. Un par de meses después, ya con el conflicto arancelario encima, viajó nuevamente a Culiacán para conocer de primera mano si las amenazas de Trump habían surtido efecto.
Y encontró un panorama distinto. Expuso: La situación cambió por completo. Nuestros contactos nos dijeron que prácticamente no había producción de fentanilo en la ciudad. Se había desplomado la producción. Todo habían desmantelado, hasta las cocinas. “El gobierno ha tomado medidas tan intensas y estamos bajo tanto escrutinio y presión que nada estamos cocinando”, narró uno de sus contactos.
El principal cambio entre esta visita y la anterior, según Kitroeff, recayó en que “Trump y su administración están lanzando muchas amenazas y el gobierno mexicano está respondiendo como nunca antes. Previamente, las autoridades ya estaban en las calles, pero los miembros del cártel dijeron que el ambiente estaba ‘más caliente’ que en otros momentos”.
Quizá muchos factores se mezclaron para un cambio de escenario. Pero faltaría por saber si la operación en Sinaloa se extenderá al resto del país, en un trabajo conjunto, México aportando combatientes y Estados Unidos apoyando con su tecnología. Por lo pronto el coqueteo con China quedará para otros tiempos. Y los gobernadores a chambear duro para evitar más reclamos de Trump y sus halcones.
