Donald Trump ya mostró sus cartas: Los aranceles a México no son solo un golpe comercial, sino un mensaje político con destinatario claro. Pero lo que vino después deja ver hasta dónde está dispuesto a llevar su estrategia.

Apenas unas horas después de la imposición de los aranceles, el recién nombrado secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, llamó a los jefes militares mexicanos, el general Ricardo Trevilla y el almirante Raymundo Morales. Desde la agregaduría militar de México en Washington se organizó la comunicación y, según fuentes cercanas, el tono fue todo menos diplomático.

Hegseth, con su estilo directo, lanzó una afirmación que parece sacada del discurso de Trump: el narco tiene demasiada influencia en las fuerzas de seguridad mexicanas. Más aún, dejó claro que si el gobierno de Claudia Sheinbaum realmente quiere frenar el tráfico de fentanilo, México debe aceptar una “colaboración más estrecha” con Estados Unidos, lo que en términos reales sugiere operaciones militares en territorio mexicano.

El precio de los aranceles: una guerra en México

No es un secreto que en la Casa Blanca de Trump hay una obsesión con la idea de que el crimen organizado se ha infiltrado hasta los niveles más altos de la política mexicana. Y en este nuevo escenario, ya no basta con capturar a capos del narcotráfico; la Casa Blanca quiere una cabeza de un político mexicano como prueba de “compromiso” en la lucha contra el crimen.

Para la cúpula militar mexicana, el mensaje es claro: Washington ve en México el escenario perfecto para su próxima guerra. En el tablero de Trump, México es una opción más viable que Ucrania, un conflicto en el que Estados Unidos no ha conseguido resultados contundentes.

Desde Palacio Nacional, donde se realizó una reunión de emergencia el sábado, la estrategia de Trump empieza a tomar forma: los aranceles no son el objetivo final, sino el mecanismo de presión para que Sheinbaum acepte la presencia militar estadounidense en suelo mexicano. Si cede, los aranceles podrían bajarse gradualmente. Si se mantiene firme, la tensión seguirá escalando.

¿Una guerra ya decidida?

El problema es que, a estas alturas, el margen de maniobra de México parece limitado. Trump no busca negociar, sino imponer. En la administración republicana no hay intención de llegar a acuerdos comerciales que frenen los aranceles. La guerra económica contra México estaba decidida desde antes y el gobierno de Sheinbaum solo tiene dos opciones: ceder o resistir.

La historia muestra que, cuando Trump pone una trampa, suele asegurarse de que su adversario caiga en ella. La pregunta es: ¿cómo responderá México a un juego en el que la Casa Blanca ya escribió las reglas?

¿Y en Sonora?

En este escenario de incertidumbres, mucha gente se pregunta: ¿Y qué rol juega Sonora, como estado fronterizo, en el actual conflicto económico-diplomático- de seguridad nacional?

Tal parece que aquí se optó por la famosa frase: Mucho ayuda el que no estorba. Todo queda en manos de la Federación.

A ver, a ver, a ver. La Mesa Estatal de Seguridad, que no sabemos si coordina o descoordina, nada ha publicado en sus redes sociales desde el 31 de enero. Esto hasta hoy 4 de marzo. No, pos como que dinámicos, no lo son.

Y sabe usted la función actual de la Secretaría de Seguridad de Sonora: Consiste en que la dependencia reparte papelitos con números de emergencia 911 y 089. Su labor es de volanteo, pues. Ignoramos qué parte del personal está dedicado a esta tarea de seguridad nacional en defensa de la Patria.

Para cerrar, una preguntita: ¿Sabe usted cómo se llama el secretario de seguridad?

Seguramente no lo acabala.

Nosotros no conocíamos su nombre. Tuvimos que googlear para conocer su identidad.

Bueno, hasta eso. Esta actitud discreta, que no secreta, podría ser buena. Quizá le vale ser conocido por la comunidad sonorense. Con que sea buen policía es suficiente. Pero en los tiempos actuales hay que saber cacarear el huevo.

Slim, Musk y la narrativa peligrosa de Trump

La era Trump 2.0 apenas comienza y ya está sacudiendo los cimientos del poder económico global. Elon Musk, fiel a su estilo provocador, reavivó una teoría incendiaria que insinúa que Carlos Slim construyó su imperio con apoyo del narcotráfico.

Todo comenzó con una publicación del medio Wall Street Mav, que a su vez citó un reportaje de The New York Times sobre las consecuencias económicas de declarar a los cárteles como organizaciones terroristas. En el artículo se planteaba la supuesta conexión entre Slim y el crimen organizado, afirmando que “nadie se hace multimillonario en México sin ser parte de la red que está controlada y protegida”.

Musk, que ha demostrado una fascinación por las teorías de conspiración, no dudó en alimentar la polémica: respondió con un emoji de monóculo, ese gesto digital que insinúa duda, sospecha o reflexión. Un movimiento sutil, pero suficiente para que la idea cobrara fuerza en redes sociales.

La guerra política detrás del mensaje

Pero este episodio no es solo una simple anécdota de la arena digital. Slim no es cualquier empresario, es el hombre más influyente de México y accionista de The New York Times, el diario que más ha desafiado a Trump en los últimos años. El expresidente odia al Times, lo considera un pilar del “establishment” que conspira en su contra. Y ahora, con su regreso al poder, el golpe a Slim parece ser parte de un ajuste de cuentas pendiente.

Desde su primera presidencia, Trump ya había dejado claro su desprecio por los medios tradicionales y su obsesión por los magnates que no se alinean con su agenda. Musk, con su estilo provocador y alineado con la visión trumpista, parece estar jugando el papel de amplificador de estas narrativas.

El riesgo de una narrativa peligrosa

Seamos claros: no hay pruebas ni investigaciones que sustenten estas acusaciones contra Slim. Pero en la era de la posverdad, no importa lo que sea cierto, sino lo que la gente cree que es cierto. Y en un contexto donde Trump busca endurecer su postura contra México y justificar su estrategia de presión económica, señalar a Slim como una figura con “vínculos oscuros” es un movimiento estratégico.

La pregunta es: ¿Slim responderá? Históricamente, el magnate mexicano ha sido hábil para mantenerse al margen de los conflictos políticos, pero la nueva Casa Blanca de Trump no parece dispuesta a dejarlo en paz. Si este ataque mediático es solo el inicio, lo que viene podría ser una tormenta que impacte no solo a Slim, sino a la relación económica entre México y Estados Unidos.

 

 

José Luis Parra

José Luis Parra es un periodista con más de 40 años de experiencia en medios locales y en Notimex. Fundador de SonoraPresente y autor de la columna Bisturí.

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