En el México actual es obligado recordar una famosa frase que sobresale en el peligroso mundo de las finanzas y la política. Y aunque la escena es ficción, cobra veracidad en estos tiempos de incertidumbre: “El dinero es un arma. La política es saber cuándo apretar el gatillo”, dice Don Luchessi en El Padrino III.

Esa frase encierra toda una lección en estos tiempos violentos de aranceles, narcotráfico, ajustes de cuentas y futuros cambios políticos.

En este modesto espacio lo escribimos hace tiempo: La verdadera oposición para esa aplanadora llamada Morena es el Tío Sam. El tiempo nos dio la razón.

Hoy el presidente Donald Trump hace su juego con el rival más débil: México.

Empezó con la aplicación de aranceles.

Seguirá con declarar a los grupos del narco en México como organizaciones terroristas.

Y la tercera fase, suponemos, consistiría en apoderarse de bienes o voluntades. Habría para escoger.

Y hasta el momento no hay diseñado un sistema de defensa nacional. No ha caído el gobernador de Sinaloa ni un pez gordo del narcotráfico. Vaya ni una declaración en ese sentido.

Esta inacción del gobierno mexicano hace que Trump apriete más las tuercas.

¿Hasta dónde nos llevará este vendaval sin rumbo?

Quién sabe.

Quizá hasta donde Trump quiera.

Una medida que se antoja coherente sería declarar en pausa la elección judicial. El primer paso lo dio en ese sentido la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación, al exigir al Gobierno de México cancelar la elección judicial, argumentando un riesgo inminente de infiltración del crimen organizado en el sistema de justicia.

Si el Tío Sam se mete a este proceso todo sería un desastre. Sin ayuda exterior esto es un desmadre. Ahora qué sería si se meten los gabachos. ¿O ya se metieron?

Eso en la renovación del Poder Judicial.

Pero faltarían los movimientos en el combate al crimen organizado, que quizá ya estén en operación. A partir de este lunes podrían aparecer en cualquier momento filtraciones en prensa en alusión a personajes públicos vinculados con el narco. Autoridades y civiles, sin dejar de lado a militares.

Por lo pronto vemos en el escenario una recesión, inflación de dos dígitos y un dólar en 25 pesos. Claro, es el inicio.

Si los aranceles son de mediana duración, el régimen estaría en problemas. Todo el aparato productivo estaría en peligro.

Y, en consecuencia, vendrían cambios políticos. Lo que pasa en Sinaloa, donde Morena y aliados son vinculados a la inseguridad, se extendería a todo el país.

A como está la situación, Claudia Sheimbaum estaría obligada a mantener, verdaderamente, una mente fría y asesorada por expertos en la materia. La austeridad sería inevitable. Podría empezar con quitar el subsidio a partidos políticos, recortar algunos programas sociales, dejar en operación al INE solo en tiempos electorales, ajustando elecciones cada tres y seis años al mismo tiempo en todo el país y eliminar las diputaciones y senadurías plurinominales. Esto de entrada. Ya después podría meter la tijera en toda la operación del gobierno federal.

Son tiempos de cambio.

Propiciados por el verdadero opositor: El Tío Sam.

José Luis Parra

José Luis Parra es un periodista con más de 40 años de experiencia en medios locales y en Notimex. Fundador de SonoraPresente y autor de la columna Bisturí.

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