Entre la película sobre espionaje y Rambo, que actualmente disfrutan los mexicanos gracias a la casa productora Trump Brothers, y los inagotables casos de corrupción y tráfico de influencias, el espectador ya no sabe hacia dónde voltear. Por eso solo acierta a repetir una conocida frase:

Pobre México: Tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos.

Y demasiado cerca de la 4T.

Ignoramos si nuestras autoridades realmente dimensionan el enorme riesgo que implica el fisgón marcaje de Estados Unidos sobre territorio mexicano, por vía marítima, aérea y próximamente por tierra. Dicen que vigilan movimientos del crimen organizado. Pero ¿qué pasaría si el vigilado narco, en defensa de sus intereses, ataca a las fuerzas estadounidenses y desatan una guerra que nadie sabe cómo terminaría?

Hasta el alto mando del Ejército Mexicano, hoy más ocupado en atender asuntos de construcción que en defender la soberanía nacional, tendría que participar en el hipotético conflicto en ciernes. ¿Hacia qué lado de los combatientes?

Buena pregunta.

La realidad golpea con fuerza: México no aguantaría ni un round a Estados Unidos en una eventual guerra iniciada por el crimen organizado.

Entonces, ¿por qué adoptar actitudes retadoras si a la hora de la verdad todo se concederá ?

Mientras ese escenario se construye a fuerza de saliva, por ambos bandos, claro, en tierra totonaca se divierten con el juego favorito de la clase política: Nepotismo y tráfico de influencias, que dominaron los hijos del ex presidente y que actualmente tratan de imitar hijos de gobernadores.

La propia presidenta envió una iniciativa de ley en la que se ataca el nepotismo. Adelantó el movimiento porque dicen que recibe fuertes presiones de sus propios compañeros de ideología.

La realidad actual hace recordar los románticos tiempos de José López Portillo, cuando el ex presidente llamaba a prepararnos para administrar la riqueza generada por Pemex. Por desgracia nunca nos preparamos. Menos administramos un cachito de riqueza. El punto es que JoLoPo, orgulloso de su vástago, José Ramón, lo hizo subsecretario de Programación y Presupuesto y lo calificó como “orgullo de mi nepotismo”.

Hoy no acuñan frases en torno a los hijos. Simplemente los colocan donde hay. Ya en direcciones de partidos políticos, ya en puestos honorarios.

Todo esto nos hace recordar otra famosa frase:

El poder es como un explosivo: O se maneja con cuidado, o estalla en plena cara.

José Luis Parra

José Luis Parra es un periodista con más de 40 años de experiencia en medios locales y en Notimex. Fundador de SonoraPresente y autor de la columna Bisturí.

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