México cambia de un día para otro. Las noticias van y vienen que es un contento. Y, como siempre, el gobierno queda mal parado, casi a punto de trastabillar, de perder el equilibrio. La presidenta recibe metralla por todos lados, hasta de sus supuestos camaradas. Vaya, hasta un narcotraficante la amenaza con destruir la relación bilateral con Estados Unidos, mientras un abogado supuestamente representa intereses de la 4T y del “Mayo” Zambada.
“Lo vamos a revisar. Repito, más allá de esta persona y los delitos que haya cometido, el asunto es el derecho de un ciudadano mexicano frente a ser juzgado allá sin haber seguido todo el procedimiento”, aseguró la presidenta en su mañanera.
Actualmente, por enfrentar un juicio en Estados Unidos, legalmente no sería ciudadano mexicano.
¿Por qué? Simple. Según la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, específicamente en el Artículo 34, se establecen los tres principios fundamentales para que una persona sea considerada ciudadana mexicana. Estos son:
- Tener la calidad de mexicano o mexicana.
- Haber cumplido 18 años.
- Tener un modo honesto de vivir.
Este último principio implica llevar una vida que no contravenga las leyes ni los valores éticos básicos de la sociedad mexicana. Aunque no está detallado qué constituye un “modo honesto de vivir”, históricamente se ha interpretado como no estar involucrado en actividades delictivas graves o conductas que atenten contra el orden público.
Por lo tanto, legalmente, el “Mayo” no gozaría de la ciudadanía mexicana.
Ahora sí que Claudia Sheinbaum está obligada a actuar con cabeza fría, porque una eventual repatriación del “Mayo” implicaría riesgos.
Muchos se preguntan qué está pasando. La respuesta es sencilla, simple: es la disputa por el poder.
Donald Trump parece estar muy al pendiente de quiénes se lleven bien con el enemigo. Esas espontáneas y ocasionales buenas palabras hacia Sheinbaum no dejan de ser parte de una estrategia.
Mientras se apapacha oficialmente a la mandataria mexicana, por lo bajito Trump está despidiendo a todo funcionario que se lleve bien con los militares, políticos o funcionarios de Sheinbaum.
Según información de un portal especializado, se afirma que durante el fin de semana Trump despidió a altos oficiales militares. Lo único que tenían en común es que parecían empatizar o querer colaborar con nuestras autoridades.
El obstáculo a vencer del presidente Trump es menguar la influencia del jefe del Comando Norte, el general Gregory Guillot, que, según comentan en la Sedena, tenía toda la confianza del general Brown.
El general Charles Q. Brown forma parte de los despedidos por Trump este fin de semana. Quienes lo acompañan en su salida son la almirante Lisa Franchetti, jefa de la Armada, y el general James Slife, vicejefe de la Fuerza Aérea.
La semana pasada, el general Trevilla, titular de la Defensa mexicana, conversó con Guillot en la que fue, según mencionan fuentes, la mejor reunión con los encargados de la política de defensa del gobierno de Trump.
En esa reunión, el jefe del Comando Norte se habría comprometido a respetar la soberanía de México y acordaron en conjunto compartir información recabada por la inteligencia gabacha sobre la actividad de los grupos criminales en ambos países. Además, se habría reconocido una estrategia coordinada con la Secretaría de Seguridad de Harfuch, destacando los resultados en detenciones, destrucción de laboratorios y decomisos.
Todo este acercamiento con México parece ser suficiente para que Trump los despida, o al menos ese es el mensaje: quien se lleve bien con el enemigo, será despedido.
Con todos estos cambios que sufrirá la defensa estadounidense, la influencia de Guillot y su futuro se ven oscurecidos.
Trump, al más puro estilo de AMLO, pareciera decir: Conmigo o contra mí.