Mientras la presidenta Claudia Sheinbaum centra sus esfuerzos en la negociación con Donald Trump para evitar la imposición de aranceles a México, Morena vive una de sus mayores pugnas internas. El partido oficialista, liderado en la práctica por Andrés Manuel López Beltrán, “Andy”, hijo del expresidente, desató controversia con su campaña de afiliación masiva, que estalló en crisis tras la inclusión del expanista Miguel Ángel Yunes Márquez.
El choque por Yunes y la fractura interna
La gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, fue la primera en alzar la voz contra la incorporación de Yunes, a quien acusa de representar los mismos vicios del pasado. “Los militantes de Veracruz merecen respeto”, sentenció, exigiendo que la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena impida su adhesión.
La presidenta Sheinbaum, por su parte, se ha mantenido al margen, limitándose a señalar que existen “distintas opiniones” dentro del partido. Su enfoque parece claro: mantenerse ajena a las disputas internas y proyectar su liderazgo frente a los desafíos externos, como las amenazas de Trump.
Andy López y la lucha por el poder dentro de Morena
Desde su nombramiento como secretario de Organización, Andy López ha desplegado una agresiva campaña de afiliación con la meta de alcanzar 10 millones de militantes. Su estrategia ha sido una demostración de fuerza dentro del partido, con recorridos por todo el país y la entrega de credenciales a figuras clave, como el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha.
Sin embargo, el caso Yunes puso en jaque su proyecto. La afiliación del exsenador, quien en su momento pactó con Morena para aprobar la reforma judicial y traicionó al PAN, desató sospechas sobre las verdaderas intenciones detrás del crecimiento acelerado del padrón morenista.
Según analistas, la lucha de Andy no es solo por el control del partido, sino por su futuro político, con miras a convertirse en un actor clave rumbo a 2030. “Es una jugada clásica de poder: demostrar cuántos votos puedes mover a cambio de posiciones”, explica Joy Langston, experta en movilización electoral del Colegio de México.
Morena, el PRI del siglo XXI
El reclutamiento masivo y la disputa interna han llevado a algunos expertos a comparar a Morena con el viejo PRI. Alfonso Cepeda, líder del poderoso Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), también se sumó a las filas del partido, asegurando que su adhesión podría traer millones de votos.
“Esperamos un trato de privilegio para los trabajadores de la educación, porque nos lo merecemos”, declaró Cepeda, evocando las antiguas alianzas entre el PRI y los sectores sindicales.
El control de los liderazgos locales, la cooptación de opositores y el crecimiento inflado del padrón son estrategias que el PRI utilizó durante décadas para sostener su hegemonía. Ahora, con Morena consolidado como el partido dominante, la historia parece repetirse.
Sheinbaum se desmarca y capitaliza su disputa con Trump
Mientras el fuego interno consume a Morena, Sheinbaum ha sabido esquivar la grilla partidista. Su atención está en el frente externo, donde su batalla contra los aranceles de Trump la ha fortalecido como líder nacional e internacional.
Para la politóloga Aritmética Jaime, de la Universidad de Guadalajara, la mandataria está manejando bien la situación: “La presidenta tiene legitimidad interna y externa, esto no le generará negativos”.
Aunque Veracruz es un estado clave, la figura de Yunes no representa una amenaza real para Sheinbaum. “El caso no se compara con el escándalo de Javier Duarte. Morena sigue siendo fuerte en la entidad”, agrega Jaime.
Por otro lado, la analista Joy Langston considera que el ascenso de Andy López podría ser parte de una estrategia de su padre, Andrés Manuel López Obrador, para mantener el control del partido en el futuro. “Podría ser el candidato en 2030, si no surgen escándalos que lo frenen”, señala.
El futuro de Morena: entre la unidad y la fractura
El choque por la afiliación de Yunes ha sido un freno temporal para la expansión de Andy López, pero la batalla interna en Morena está lejos de terminar. Con la oposición desarticulada, la verdadera lucha por el poder en México se libra dentro del partido dominante.
Por ahora, Sheinbaum sigue concentrada en su papel de jefa de Estado, mientras que López Beltrán, Nahle y otros líderes pelean por el control del partido. El desafío será evitar que las pugnas internas fracturen la estructura que, hasta ahora, ha mantenido a Morena como la principal fuerza política del país.