Luis Mario Moncada: “El teatro público debe impulsarse, no solo administrarse”

El coordinador nacional de Teatro del INBAL señala los retos de la escena mexicana, la precariedad del gremio y la necesidad de revalorar la profesión.

El teatro en México enfrenta temporadas cortas, falta de recursos y condiciones laborales precarias, señala Luis Mario Moncada, dramaturgo e investigador, quien desde octubre de 2023 funge como coordinador nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBAL).

Para Moncada (Hermosillo, 1963), el principal problema de la Coordinación Nacional de Teatro es que se ha convertido en un administrador de temporadas, perdiendo su función de impulsar el teatro público como una herramienta de inclusión y educación cultural.

“Ser coordinador significa trabajar en dos niveles: programar un espacio con 70 u 80 obras al año y, al mismo tiempo, articular una política pública en torno al teatro”, explica.

Las fortalezas y debilidades del teatro en México

México cuenta con eventos teatrales consolidados, como la Muestra Nacional de Teatro y el Festival de Monólogos, que permiten llevar el teatro a diversos estados del país. Sin embargo, la falta de presupuesto limita su impacto.

“Siempre se culpa a la federación por la falta de recursos, pero los estados también deben comprometerse a fomentar el teatro”, advierte Moncada.

Uno de sus objetivos es conseguir más presupuesto para mejorar las condiciones laborales de los artistas, quienes muchas veces solo reciben el espacio escénico y lo que logran recaudar en taquilla.

“El teatro es un trabajo digno y debe ser retribuido como tal”, enfatiza.

El reto de un teatro sostenible y bien pagado

El desequilibrio entre la formación de actores y la falta de espacios profesionales también es un problema. Actualmente, hay más de 20 licenciaturas en teatro, pero pocos espacios de trabajo estables.

“Se crearon licenciaturas en lugares sin industria teatral. Muchos jóvenes pensaron que crearían un movimiento, pero se enfrentaron a una realidad titánica”, señala.

Además, la política de apoyos ha sido productivista, enfocándose más en la cantidad de obras que en su permanencia en cartelera.

“Ensayar meses para ofrecer temporadas cortas es un desperdicio de energía. Vamos a aumentar a 24 funciones y probar nuevas estrategias”, adelanta.

¿Un teatro apoyado por la iniciativa privada?

Para Moncada, la vinculación con la iniciativa privada es clave, pero debe manejarse con ética. El Efiteatro, un programa diseñado para fomentar el mecenazgo teatral, ha beneficiado más al teatro comercial, cuando su objetivo era apoyar proyectos sin fines lucrativos.

“La Coordinación debe ser el guardián del teatro público. Debemos mantener el equilibrio y garantizar que los recursos lleguen a quienes más los necesitan”, concluye.

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