Cuando Ricardo Salinas Pliego se mete en pleitos, lo hace sin límites. Hace dos años, el dueño de Banco Azteca, Elektra y TV Azteca fue víctima de una “campaña terrorista” en su contra, lo que según él, se tradujo en una fuga de depósitos y un intento de desestabilización de sus empresas.
“Terrorismo financiero” fue el término que utilizó para describir los comentarios en redes sociales que sugerían que su banco estaba al borde de la quiebra.
A finales de 2023, en redes comenzó a difundirse el mensaje de que Banco Azteca estaba en crisis y que los clientes debían retirar su dinero. Esto generó una salida de entre el 5 y 6% de los depósitos, según declaraciones de Alejandro Valenzuela, presidente del Consejo de Administración del banco.
La situación escaló cuando Salinas Pliego y su equipo identificaron a los responsables de difundir estos rumores: un grupo de comunicadores y youtubers vinculados con la 4T, entre ellos Jorge Gómez Naredo, Víctor Arámburu, Vicente Serrano, Sandra Aguilera, Hans Salazar, Ignacio Rodríguez “El Chapucero” y Miguel Ángel Pelayo.
Salinas, con su estilo directo, no tardó en responder en redes sociales, dejando claro que iba con todo: “Recuerden, yo puedo ser su mejor amigo o su peor enemigo. Ustedes escogieron el chayote y difundir las mentiras de Jesus R. Cuevas, entonces sin llorar”.
El litigio no se quedó en declaraciones.
Banco Azteca interpuso demandas civiles contra estos personajes en Jalisco por “daños patrimoniales y morales”, argumentando que sus publicaciones provocaron pérdidas millonarias. También en Estados Unidos, un tribunal del norte de California inició un proceso de identificación y persecución legal contra los responsables de la campaña de desprestigio.
Cuevas, exvocero de López Obrador, ha sido señalado directamente como el cerebro detrás de este ataque. Y aquí está el detalle: parece que a los publicistas y tuiteros del régimen se les olvidó que ellos no son multimillonarios como los funcionarios a los que defienden.
Vicente Serrano, uno de los principales demandados, ya amenazó con romper con la Cuarta Transformación y hablar “todo” lo que sabe si Morena no le ayuda a enfrentar la demanda de Salinas Pliego.
Es evidente que la fiesta del poder desenfrenado puede tener un final amargo.
La borrachera terminó, se rompieron muchos platos y los que comieron mejor ya se fueron, los más desfavorecidos se quedan con la cuenta que el mesero Richie presenta.