El empresario libanés sí quiere, pero no como cualquier mafioso de barrio, sino con el disfraz de un empresario preocupado por el desarrollo del país.

Ahora resulta que Netflix, Amazon y Google deben pagarle por usar las redes de telecomunicación, como si fueran puestos ambulantes en una colonia dominada por el crimen.

El plan es sencillo: si las plataformas de streaming y comercio digital quieren operar en México, deben dejarle una tajada a un “fondo solidario” que, curiosamente, beneficiará a Telmex y a otros operadores que han sido incapaces de innovar. Y si no pagan, se arriesgan a ser bloqueadas.

No es extorsión, dicen, es regulación.

Slim lleva años jugando al magnate amigo del poder.

Con Salinas fue el consentido, con López Obrador se acomodó bien y con Sheinbaum ya está cobrando facturas.

“Amor con amor se paga”, dicen. Pero el amor de Slim es a los monopolios, a las ventajas a modo, a los contratos millonarios del Tren Maya y Pemex que hicieron que su fortuna creciera más del 80% en el sexenio de la 4T.

No está mal hacer negocios, lo patético es venderse como el gran benefactor mientras exprime al país.

Lo más ridículo es que Slim se compara con empresarios de la talla de Elon Musk.

Sí, Musk, el tipo que lanza cohetes al espacio y tiene una de las empresas mejor valoradas en Wall Street como es Tesla.

Mientras tanto, Slim sigue ordeñando Telmex, una empresa en números rojos desde hace una década, aceptado por él mismo en una conferencia de prensa del año pasado.

Porque la innovación nunca ha sido su fuerte. Lo suyo es cobrar por un servicio deficiente y luego llorar porque otros hacen negocios sin pedirle permiso.

El discurso oficial dice que el nuevo impuesto es para mejorar la conectividad en zonas marginadas.

Pura demagogia.

¿Cuándo ha servido un fondo público para algo más que llenar bolsillos?

La única certeza es que los costos se trasladarán a los usuarios, los mismos que ya pagamos un servicio de internet caro y malo.

Es un atraco con todas las de la ley.

Pero así funciona este país.

Se premia al parásito y se castiga al que produce. Se protege a los monopolios mientras se exprime al consumidor.

Slim no es un empresario, es un rentista administrador de un feudo.

Juan Luis Parra

Juan Luis Parra es licenciado en Mercadotecnia, diseñador web y programador con más de 8 años de experiencia. Director de SonoraPresente y fundador de AgenciaSP, actualmente lidera proyectos de publicidad y diseño en varias industrias. [email protected]

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