Cuesta comprender lo que han hecho los cuatro comisionados del Inai (Adrián Alcalá, Josefina Román, Blanca Lilia Ibarra y Julieta del Río) que, en las horas finales de vida del Instituto, votaron por destituir a dos altos funcionarios que, supuestamente, trataron de extorsionar a la Federación Mexicana de Futbol a fin de obtener boletos para los juegos del Mundial de 2026. Primero los mataron, luego averiguarán. Me cuesta dar crédito a lo que me dijo ayer el comisionado presidente Alcalá: no tenemos elementos para sospechar de esa extorsión, pero los removimos “debido a la socialización mediática del caso y con el fin de garantizar la pulcritud de la investigación”. ¡Socialización mediática! ¡Lo dice una institución encargada de apuntalar la información! No entiendo. A menos de que los cuatro comisionados estén manejando ya una agenda acompasada con la 4T. Los funcionarios expulsados son Miguel Novoa, director de Protección de Derechos, y Jonathan Mendoza, titular de Datos Personales, quien me dice: no fui parte de eso, no conozco la denuncia mencionada por los medios, no he sido notificado legalmente de nada. Pero tus colegas ya te despidieron, Jonathan, y te llenaron de lodo. Parece una tropelía. Fea.