Entre la violencia, la incertidumbre económica y esa amenaza llamada Donald Trump, con sus aranceles y declarar como organizaciones terroristas a los narcotraficantes, el futuro de México es incierto. Y en lugar de prepararse para la guerra que viene, en todo sentido, con todos los sentidos, el gobierno marca otras prioridades, como la devaluada reforma judicial y restaurar la imagen del general Salvador Cienfuegos.

Estados Unidos no se anda con juegos. Ya vimos la primera oleada de espionaje, por vía aérea y marítima. Se dice que así ubican a los objetivos a destruir en los primeros ataques.

Al respecto, el actual jefe militar, Ricardo Trevilla, no descartó el espionaje a cárteles mexicanos en esas primeras incursiones gabachas. Esa labor de espionaje es con base a información proporcionada por Ismael “Mayo” Zambada, así como Ovidio y Joaquín Guzmán, “Los Chapitos”.

¿Se descarta el espionaje?, se le preguntó al general secretario, quien respondió:

“Pues no lo podemos descartar porque no sabemos lo que hicieron. Ellos no violaran el espacio aéreo nacional”.

Así, con ese desconocimiento, se muestra la realidad nacional. Cuando vengan por las cabezas del narcotráfico o funcionarios y ex funcionarios de gobierno, lo más probable que ni cuenta se den.

Por lo pronto la violencia del crimen organizado se nutre de conflictos internacionales.

¿Armas de Ucrania en manos del narco?

Tucker Carlson lo hizo de nuevo. El periodista ultraconservador, cercano a Donald Trump, lanzó una acusación explosiva: asegura que el Ejército ucraniano está vendiendo hasta la mitad de las armas enviadas por Estados Unidos a los cárteles de la droga en México. No es una insinuación, dice, sino un “hecho” del que está “absolutamente seguro”.

Lo dijo en su programa The Tucker Carlson Show, durante una entrevista con el coronel Daniel Davis. La afirmación tiene todos los ingredientes de un escándalo internacional: el supuesto desvío de armas, la corrupción en Ucrania y la inevitable conexión con la crisis de violencia en México.

Carlson, quien ha sido un férreo opositor al apoyo estadounidense a Ucrania, no presentó pruebas concretas, pero insistió en que las agencias de inteligencia de su país están al tanto y que, incluso, la CIA se estaría beneficiando de estas transacciones ilegales.

Del otro lado del Atlántico, el Gobierno ucraniano reaccionó de inmediato. El portavoz del Ministerio de Exteriores, Guerogui Tiji, tachó la acusación de “mentira” y aseguró que todas las armas enviadas a Kiev son rastreadas y auditadas. Ninguna inspección estadounidense, dice, ha encontrado irregularidades.

Más allá de la veracidad del señalamiento, el tema llega en un momento en el que Trump endurece su discurso contra los cárteles de la droga mexicanos. El republicano ha amenazado con designarlos como organizaciones terroristas, desplegar operativos militares y hasta imponer aranceles si México no colabora en la lucha contra el fentanilo.

Pero, ¿qué pasa cuando el tráfico de armas va en sentido contrario? En las negociaciones para evitar nuevos aranceles, la presidenta Claudia Sheinbaum pidió a Trump investigar el tráfico de armas de Estados Unidos hacia México, que sigue siendo la principal fuente del armamento utilizado por el crimen organizado.

El propio Departamento de Justicia de EU reconoce que el 74% de las armas aseguradas en México provienen del mercado estadounidense. Mientras Washington exige frenar el flujo de fentanilo, México pide que detengan el tráfico de rifles de asalto y municiones que terminan en manos de los cárteles.

La acusación de Carlson podría ser una simple teoría conspirativa para debilitar a Ucrania o una señal de que el tráfico de armas es un problema mucho más complejo de lo que Washington está dispuesto a admitir. Porque si es cierto que los cárteles están comprando armamento de guerra proveniente de los arsenales ucranianos, ¿qué otras rutas están abiertas y quiénes están detrás?

De momento, más preguntas que respuestas. Y una nueva pieza en el ajedrez geopolítico donde México, como siempre, es pieza clave.

José Luis Parra

José Luis Parra es un periodista con más de 40 años de experiencia en medios locales y en Notimex. Fundador de SonoraPresente y autor de la columna Bisturí.

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