La cúpula militar mexicana sigue de cerca los movimientos del próximo presidente estadounidense, Donald Trump, quien asumirá el cargo el próximo lunes en una ceremonia en el Capitolio de Washington. Entre los altos mandos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), crece la inquietud por la posibilidad de que Estados Unidos emprenda acciones unilaterales en territorio mexicano, similares a lo ocurrido con Ismael “El Mayo” Zambada, cuyo arresto aún genera interrogantes.
Uno de los principales temores se centra en la posible captura de Iván Archibaldo Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien es señalado como líder de la facción de Los Chapitos, actualmente en disputa con otros grupos del Cártel de Sinaloa. La aprehensión de Archibaldo, aseguran analistas y fuentes militares, podría provocar un pico de violencia no solo en Sinaloa, sino en distintas regiones del país, derivado del reacomodo entre las facciones criminales.
El antecedente del caso Zambada
El temor de los generales no es infundado. Según fuentes militares, la captura de Ismael “El Mayo” Zambada en julio de 2024 estuvo envuelta en un mecanismo confuso, que incluyó la intervención de fuerzas estadounidenses. Aunque oficialmente se atribuyó el arresto a un conflicto interno con la facción de Los Chapitos, las circunstancias apuntan a que Estados Unidos habría jugado un papel clave, ejecutando un operativo encubierto y trasladando al capo a suelo estadounidense sin el conocimiento pleno de las autoridades mexicanas.
En una carta difundida el año pasado, Zambada respaldó la versión de su supuesto “secuestro” por parte de rivales del narcotráfico, lo que generó aún más incertidumbre sobre la verdadera naturaleza de su detención. Este precedente ha encendido las alarmas en el Gobierno de Claudia Sheinbaum y en los altos mandos de la Defensa ante el riesgo de que una acción similar pueda repetirse.
La posibilidad de un golpe contra Iván Archibaldo
Los recientes discursos de Trump y su equipo de seguridad, en los que han insistido en la necesidad de combatir con mano dura a los cárteles mexicanos, aumentan la preocupación. Entre las medidas planteadas por el futuro mandatario estadounidense destaca la posibilidad de designar a los cárteles de la droga como organizaciones terroristas, lo que abriría la puerta a una intervención militar directa en México.
De concretarse un operativo contra Iván Archibaldo, el impacto político sería significativo para el Gobierno mexicano, que aún enfrenta cuestionamientos sobre su estrategia de seguridad y su relación con Estados Unidos. Además, los expertos advierten que una captura de este nivel podría recrudecer la violencia en Sinaloa y desatar una serie de venganzas que tendrían repercusiones en varias regiones del país.
La respuesta del Gobierno mexicano
En un intento por disuadir posibles acciones unilaterales, en los últimos días el Gobierno de México ha comunicado al Pentágono una serie de avances en materia de seguridad, destacando:
- Más de 7,000 detenciones relacionadas con el crimen organizado en los primeros cien días del nuevo gobierno.
- Históricos decomisos de toneladas de pastillas de fentanilo, una de las principales preocupaciones de Washington.
- Una disminución en los homicidios dolosos, indicador clave en la evaluación de la seguridad.
Además, en las reuniones de seguridad diarias en Palacio Nacional se ha reiterado que cualquier intervención unilateral en México sería una violación a la soberanía y un grave riesgo para la estabilidad regional.
Trump y la presión republicana
Sin embargo, la postura de Trump y el apoyo ferviente del Partido Republicano hacia medidas drásticas contra los cárteles mexicanos mantienen la incertidumbre. El propio mandatario electo ha sugerido en múltiples ocasiones la posibilidad de actuar directamente contra los grupos criminales, argumentando que representan una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos.
El Gobierno de Sheinbaum, consciente de los riesgos, ha buscado fortalecer los lazos de cooperación con la próxima administración estadounidense, mientras intenta evitar escenarios que puedan derivar en un aumento de tensiones o en un recrudecimiento de la violencia en México.
Un panorama incierto
Con el relevo en la Casa Blanca a días de concretarse, las autoridades mexicanas deberán afrontar un nuevo capítulo en la relación bilateral con Estados Unidos, en el que las políticas de seguridad y el combate al narcotráfico estarán en el centro de la agenda.