Morena, el partido que se ha dedicado a atacar, difamar y estrangular a quienes no comulgan con su doctrina, ahora pide unidad. Sí, leyó bien. Unidad a la oposición, al empresariado, a los periodistas. La misma unidad que han pisoteado durante estos años de gobierno autoritario disfrazado de democracia.
La única unidad posible debe partir de un principio básico: el respeto. Y Morena no sabe respetar.
No respeta la libertad de prensa, como ha demostrado con su incansable campaña de difamación contra periodistas críticos. No respeta a los empresarios, a quienes ha extorsionado bajo el pretexto de contribuir al “bien del pueblo”. No respeta a la oposición, a la que ha reducido a un término: “conservadores”.
Con estos antecedentes, pedir unidad es ofensivo.
Pero la incongruencia no termina aquí. Ayer, Ricardo Monreal publicó una columna en Milenio que merece una lectura cuidadosa. Bajo el título “De principal socio a vecino tóxico”, Monreal hace un llamado a la desconexión gradual de Estados Unidos.
Habla de iniciar una “segunda Independencia” que implique abrir las puertas a otras potencias emergentes y fortalecer el mercado interno. El subtexto es claro: estamos tan asustados de Trump que preferimos el abrazo de Rusia, China o Irán.
¿De verdad eso es lo mejor para México? O ¿es lo mejor para los que temen ser relacionados con grupos terroristas?
El subtexto de Monreal también expone un conflicto interno.
Mientras Sheinbaum habla de cooperar con Trump y negociar “con cabeza fría”, Monreal sugiere un divorcio de nuestro mayor aliado.
Dos mensajes, un mismo partido.
Los que hemos criticado públicamente a la 4T hemos sido llamados traidores a la patria, fifís, sicarios, conservadores, delincuentes, neoliberales y vendidos. Todo esto por señalar el crecimiento de la violencia, la permisividad a grupos criminales, la corrupción, su política exterior de apoyo a dictadores y, sobre todo, el desmantelamiento de la ley y la democracia.
Pero Morena, pide unidad…
