En México, la información es un campo de batalla. Pero no por la búsqueda de la verdad, sino por la propaganda disfrazada de periodismo. Y si creíamos que ya teníamos suficientes tribunas partidistas con los medios tradicionales, prepárense: el Canal Red de Pablo Iglesias desembarca en nuestro país.
Pablo Iglesias no es un desconocido.
Este ex líder de Podemos y ex vicepresidente segundo de España ha hecho de la polémica su carta de presentación. Iglesias, nacido hace 45 años en Madrid, es un politólogo que comenzó su carrera pública como presentador de “La Tuerka”, un programa de debate político financiado por Juan Carlos Monedero, otro de los fundadores de Podemos. Su apellido ya estaba asociado a luchas sociales: su abuelo, Manuel Iglesias Ramírez, estuvo cerca de ser fusilado bajo el franquismo. Sin embargo, su verdadero salto al foco público ocurrió a bordo de grandes cadenas comunicativas como La Sexta Televisión, donde construyó su imagen de luchador anti-establishment.
Podemos, el partido que fundó junto con Iñigo Errejón y Juan Carlos Monedero, irrumpió en la política española con fuerza, convirtiéndose rápidamente en la cuarta fuerza política del país.
Organizaron primarias abiertas y se posicionaron como el único partido abiertamente republicano, contrario a la OTAN y con fuertes lazos ideológicos con la izquierda latinoamericana. Pero también enfrentaron severos escándalos.
En 2020, el diario “El Confidencial” reveló que Podemos desvió más de 300 mil euros hacia Morena, el partido de AMLO, a través de empresas instrumentales como Neurona.
Según las investigaciones, estos fondos públicos españoles habrían financiado servicios electorales para Morena, un escándalo que todavía persigue a Iglesias y a su partido.
Tras dejar la política partidista en 2021, después de un fracaso electoral en Madrid, Iglesias anunció en noviembre de 2022 el lanzamiento de Canal Red, un medio de comunicación que inició sus emisiones en marzo de 2023. Este espacio busca, según su propia narrativa, “cuestionar la concentración de medios” y “resistir la ofensiva cultural e ideológica del trumpismo”.
¿Qué es Canal Red?
Es uno de los pocos medios internacionales a los que AMLO ha concedido una entrevista durante su sexenio, y se ha posicionado como un altavoz de las causas afines a Iglesias y sus simpatizantes en la izquierda latinoamericana.
Canal Red fija su línea editorial en medidas similares a las de Podemos: republicano, simpatizante de la marea rosa en América Latina, crítico de las alianzas occidentales en conflictos internacionales y ferviente defensor de lo que ellos llaman “la disputa por el poder narrativo”. En palabras de Iglesias, “los medios tradicionales no son neutrales; responden a los intereses de sus dueños. Nosotros representamos una alternativa financiada por el pueblo”. Para ello, el canal recurre al micromecenazgo, recolectando fondos en línea de sus seguidores.
El ex presidente Andrés Manuel López Obrador no solo ha elogiado esta narrativa, sino que recibió a Iglesias en enero de 2023. También ha habido reuniones con Claudia Sheinbaum, candidata presidencial de Morena, donde, acompañados por colaboradores de Canal Red, se destacó la “afinidad ideológica” entre ambas partes. Es claro que Canal Red no solo busca influir en la opinión pública; también se posiciona como un jugador clave en las alianzas políticas entre España y América Latina.
En este contexto, la llegada de Canal Red a México no es un hecho aislado.
Iglesias busca expandir su “guerra cultural” a una región donde las narrativas mediáticas ya están altamente polarizadas. Pero aquí está el verdadero problema: ni los medios de izquierda ni los de derecha parecen interesados en crear espacios de información plural. Lo que están construyendo son trincheras ideológicas.
Mientras Iglesias trae su modelo de propaganda, personajes en redes sociales ligados a la derecha llaman a crear medios “independientes” que, en realidad, replican los mismos vicios que critican.
La llegada de Canal Red es una advertencia: los extremos siguen apropiándose de los espacios mediáticos, y la verdad queda sepultada bajo un mar de propaganda.
¿Quién necesita periodismo cuando se puede tener propaganda disfrazada de información?
