Medio gabinete atendiendo migrantes. La política social revestida ahora de la atención de los deportados. La política comercial dominada por la cautela y la incertidumbre. El cuidado de las palabras, la disminución de la consigna, la posposición de definiciones, dominan en Palacio. La semana de Donald Trump en el gobierno ha alterado el ritmo y las andanzas del gobierno federal.
En el tema migratorio, el nudo del conflicto, el gobierno mexicano despliega una estrategia que quisiera ser eficiente y puntual y en la que involucra a secretarios de Estado ante la falta de respuesta de los gobiernos estatales y de áreas que por su naturaleza deberían ser las encargadas de esas operaciones. La instalación de nueve centros de atención a migrantes es, sin duda, una reacción inmediata para el control interno del flujo de deportados y la captación de los extranjeros que pululan y ya no pudieron ingresar a Estados Unidos.
La contención es un asunto esencial para el entendimiento con Estados Unidos.
En materia de seguridad, el otro tema sensible, la gestión de Omar García Harfuch da diariamente dos pasos adelante para dar uno hacia atrás. Todos los días anuncia una detención relevante al momento que estalla un nuevo conflicto. El descontrol se reconvierte en lío político, que ya le resulta ajeno al secretario.
Al menos cuatro gobiernos morenistas están prácticamente intervenidos por Fuerzas Armadas federales en la intención de contener la narcoviolencia: Sinaloa, Tabasco, Guerrero y Chiapas. La presencia de fuerzas federales no ha minado el control territorial que grupos criminales mantienen en regiones enteras. Falta camino por recorrer.
Había una expectativa de que el gobierno mexicano mostrara para el 20 de enero autoridad en Sinaloa. Lo que ha ocurrido, en contrario, es la gestación de una crisis política derivada de la narcoviolencia.
Junto con ello, Tabasco se ha convertido en polvorín. La violencia cotidiana, el huachicol incontrolable, la olla de Pemex a punto de estallar, y la impericia del gobierno de Javier May para encarar las dificultades, colocaron a esa entidad en el primer rango de riesgo que ha hecho olvidar, por ejemplo, los problemas de Guanajuato.
El hilado tendrá que ser fino. Apenas va una semana del vendaval. Faltan 207 semanas. Será difícil improvisar en los mil 454 días más de gobierno trumpista. Nunca como ahora la diplomacia y las relaciones binacionales están firmemente atadas a las circunstancias nacionales.