En EU, solo entre 2023 y 2024 murieron casi 62 mil personas por sobredosis de fentanilo. Y en el último año, las autoridades sanitarias han encontrado una nueva tendencia: el crecimiento del carfentanilo. Entre el 70% y el 80% de las sobredosis involucraron algún tipo de fentanilo o un análogo, especialmente carfentanilo.
Ahora, en México no solo se “termina” el fentanilo con precursores que vienen de China. Un reporte del Departamento de Estado de EU asegura que, actualmente, México controla la producción de seis precursores. Distintas fuentes oficiales, y las fuentes relacionadas con el narcotráfico con quienes he hablado, confirman que también se fabrican más de 30 sustancias relacionadas análogas, como el peligroso carfentanilo.
En 2022, México y EU se comprometieron a disminuir la producción, distribución y consumo de drogas sintéticas. Pero nada de eso ha sucedido. EU ha colocado en sus listas de lavadores de dinero a más de 272 personas y entidades radicadas en México. Han ofrecido más de 100 millones de dólares en recompensas a quien les dé información sobre los operadores de la cadena de producción y suministro de fentanilo, han donado perros, trajes de protección, han ofrecido entrenamientos. México ha cambiado reglas de importación, ha anunciado nuevas medidas, pero los decomisos y las muertes siguen muy altos.
Ahora, a unos días de que inicie la nueva administración Trump, en el Congreso de EU usan casos como el perdón de Wendy Hechtman para respaldar propuestas extremas: promover una acción militar contra los narcotraficantes en territorio mexicano, o considerarlos “organizaciones terroristas extranjeras” y por tanto a México como un país que las permite.
Este es el contexto muy delicado en el que se publicó hace unos días un reportaje en el New York Times sobre un laboratorio casero y modesto en Sinaloa, donde las reporteras aseguran que presenciaron una parte de la producción del fentanilo mexicano. El momento político y el contexto que he descrito pueden explicar la abrupta reacción del gobierno mexicano para centrarse en desmentir algunos detalles del reportaje y, con ello, tratar de negar lo innegable.
En EU, los perdones oficiales y el incremento de las muertes por carfentanilo ponen presión a los políticos que negociarán con México. En México, no se trata solo de una crisis de imagen pública. Se trata, muy seriamente, de la delicada relación bilateral que viene.