Durante los eventos de investidura de Donald Trump como presidente número 47 de Estados Unidos, Melania vistió prendas que, más allá de su diseño, lanzaron mensajes simbólicos que entrelazan intereses comerciales y geopolíticos. Desde un abrigo azul marino cruzado de la firma estadounidense Adam Lippes hasta una capa de Dior en un evento previo, su elección de marcas resalta conexiones entre la industria del lujo, el discurso político y los cambios estratégicos en el comercio global.
El factor Dior y la presencia de LVMH
El anuncio de Dior, una de las firmas más emblemáticas del conglomerado francés LVMH, de que Melania Trump llevaba una de sus capas en su visita al Cementerio Nacional de Arlington, marcó un cambio significativo. En anteriores administraciones de Trump, las firmas de lujo europeas evitaban respaldar públicamente sus elecciones de vestuario, en una postura tácita de rechazo a sus políticas. Sin embargo, en esta ocasión, Dior no solo confirmó que la Primera Dama llevaba una de sus piezas, sino que lo promocionó activamente.
La conexión con LVMH cobra más relevancia al considerar la presencia de Bernard Arnault, director general del conglomerado, y su familia en la ceremonia de investidura. Su asistencia sugiere un interés estratégico: Estados Unidos representa el 25% de las ventas globales de Louis Vuitton, su marca más importante. Además, Arnault ha invertido en “talleres” en suelo estadounidense, como el Louis Vuitton Rochambeau Ranch en Texas, una instalación inaugurada en 2019 con la presencia de Trump y que se percibe como una respuesta a las amenazas arancelarias del republicano en su primer mandato.
La apuesta por marcas estadounidenses
En el acto principal de investidura, Melania optó por un abrigo de Adam Lippes y un sombrero de Eric Javits, ambas marcas independientes estadounidenses. Este gesto parece alinearse con el discurso proteccionista de Trump, que aboga por la independencia industrial y comercial de Estados Unidos. Las marcas elegidas tienen un mercado sólido en áreas clave como Nueva York y Miami, regiones políticamente estratégicas para la administración Trump.
El sombrero, que cubría parcialmente su rostro, fue interpretado como un mensaje sombrío y calculado, recordando su visita oficial al Reino Unido en 2019 con un outfit similar. Sin embargo, esta vez los tonos oscuros y el aspecto militar de su vestimenta reflejaban una narrativa de fuerza, coherente con las políticas de seguridad y comercio que Trump busca implementar en su segundo mandato.
Competencia en el lujo: Arnault vs. Pinault
La elección de Melania de Dior y su aparente cercanía con LVMH también pone en relieve la competencia entre los dos grandes conglomerados de lujo: LVMH, liderado por Arnault, y Kering, de François-Henri Pinault. Mientras Arnault asistió a la ceremonia y su firma fue promocionada en relación con la Primera Dama, Pinault y su esposa, Salma Hayek, no estuvieron presentes.
Además, otras marcas pertenecientes a Kering, como Gucci, Saint Laurent y Bottega Veneta, que Melania también ha usado en eventos recientes, no enviaron comunicados destacando su vestuario. Esto refleja una diferencia estratégica: mientras Arnault parece dispuesto a asociar su conglomerado con la administración Trump para proteger sus intereses comerciales en Estados Unidos, Pinault mantiene distancia, alineándose con valores progresistas y liberales más cercanos a su mercado europeo.
Geopolítica y moda
La decisión de Melania de lucir piezas de Dior, una firma emblemática del diseño francés, mientras Trump promueve políticas proteccionistas y amenaza con aranceles, resalta una paradoja. Por un lado, muestra una apertura a mantener relaciones comerciales estratégicas con aliados como Francia; por otro, refuerza la narrativa de Trump sobre la supremacía de la producción estadounidense en actos clave como la investidura.
Además, la relación entre LVMH y Trump podría ser un ejemplo de cómo la política y los intereses económicos internacionales se entrelazan. La inversión de Arnault en fábricas estadounidenses durante el primer mandato de Trump no solo evitó aranceles, sino que fortaleció la posición de LVMH en el mercado estadounidense, el más grande para el lujo global.
Conclusión
El vestuario de Melania Trump durante los eventos de investidura no fue casual ni puramente estético. Cada elección, desde las marcas hasta los colores y estilos, parece haber sido diseñada para enviar mensajes claros sobre el rumbo de la política comercial y las alianzas estratégicas de Estados Unidos bajo la administración Trump. Mientras Dior y LVMH fortalecen su relación con el gobierno estadounidense, marcas como Gucci o Saint Laurent prefieren mantenerse al margen, reflejando las divisiones ideológicas y económicas que atraviesan tanto la política como la industria del lujo en este momento.