En agosto de 2016, el presidente Enrique Peña Nieto me dijo en una entrevista en Los Pinos que había invitado a los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton y Donald Trump, a México para explicarles personalmente la realidad de nuestro país, no lo que ellos decían en sus campañas electorales.
Ella ignoró la convocatoria, pero el 31 de aquel mes Trump aterrizó en Ciudad de México y llegó al hangar presidencial en un viejo Boeing 757, que aún conserva, que había sido de los hermanos Abed, en el que Juan Pablo II llegó a Mérida el 6 de agosto de 1993 para cumplir la primera visita de Estado de un papa a nuestro país.
Del hangar, en helicóptero llegó a Los Pinos, donde tuvo una reunión en la oficina de Peña Nieto y sus entonces secretarios de Hacienda, Luis Videgaray, y Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu.
Allí hablaron de varios temas, entre ellos, destacadamente, el rechazo de Peña Nieto a la construcción del muro fronterizo.
Luego fueron al salón López Mateos, donde había programada una declaración conjunta que se convirtió en una desordenada conferencia de prensa, en la que se impuso el discurso de Trump con sus reporteros.
Tras el desastre del encuentro, Videgaray presentó su renuncia como secretario de Hacienda y Peña regresó a José Antonio Meade a ese cargo, era titular de Sedesol, con el compromiso de que seguiría siendo su candidato presidencial.
A la victoria de Trump el 8 de noviembre, Peña recuperó a Videgaray, por su cercanía con Trump, y lo nombró secretario de Relaciones Exteriores.
Con el gobierno de López Obrador, Videgaray se esfumó y reapareció este fin de semana en Washington, en la toma de posesión de Trump como su invitado personal.
No cabe duda de que en estos años el destino de Videgaray, más que estar atado a Peña Nieto, ahora lo está al nuevo presidente de Estados Unidos.
Lo que es la vida, cuando Peña Nieto, su promotor, y López Obrador, su enemigo, viven entre las sombras y el olvido, él está de regreso.
RETALES
1. ARANCELES. No los estableció Trump, pero dejó claro que lo hará y mencionó como fecha el sábado 1 de febrero. No sé si sea el recurso de atemorizar, pero está en su agenda, lo que sería desastroso, sí, para Estados Unidos, pero más para México, que es lo que nos importa;
2. REPORTE. La presidenta Sheinbaum sigue con todo detalle el tema de la inseguridad de Estado de México, donde una cosa es el falso reporte que presenten y otra la información de la realidad que tiene; y
3. AFECTOS. La senadora Andrea Chávez, de Morena, asegura que será la próxima gobernadora de Chihuahua. Presume el respaldo de Adán Augusto López y el de su operador y marido Abraham Mendieta. Muy temprano y lejanos los tiempos. ¿No tomarán en cuenta a la presidenta Sheinbaum? Digo.