En un encuentro en la sierra sinaloense antes de su captura en 2024, Ismael “El Mayo” Zambada, considerado uno de los narcotraficantes más poderosos de México, habló sobre su vida, su salud, el narcotráfico y la política del país. La reunión fue organizada por el mismo intermediario que facilitó el histórico encuentro entre el capo y el periodista Julio Scherer García en 2010.
“Soy pacifista. Yo solo me protejo”
Durante el encuentro, Zambada se mostró relajado y habló de su vida personal. Describió su rutina en el monte, donde pasea en la madrugada para evitar el calor. También mostró cicatrices en su pierna derecha, resultado de fracturas y operaciones recientes.
A pesar de los reportes que señalaban que el capo estaba gravemente enfermo, con diabetes y cáncer, Zambada aseguró estar en buen estado. Sin embargo, dejó entrever el desgaste físico que implica estar constantemente a la fuga.
En un gesto que sorprendió a la periodista, Zambada mostró su lado más personal al revelar una pintura donde aparece junto al fundador de Proceso, Julio Scherer García, y cuadros pintados por su hijo Vicente Zambada Niebla, “El Vicentillo”, quien fue testigo protegido de las autoridades estadounidenses.
Sobre “abrazos, no balazos” y el narco en México
Cuando se le preguntó sobre la estrategia de “abrazos, no balazos” del presidente López Obrador, Zambada respondió lacónicamente: “Tiene razón el presidente. Los balazos son peligrosos”. Sin embargo, evitó profundizar sobre las implicaciones de esta política en el combate al narcotráfico.
También negó categóricamente su participación en el tráfico de fentanilo, una droga vinculada con miles de muertes en Estados Unidos. “Aquí no van a encontrar una sola tiendita que sea mía”, aseguró, aunque evitó hablar sobre las investigaciones que vinculan al Cártel de Sinaloa con laboratorios y puntos de distribución de esta sustancia en Sinaloa y otras regiones.
Al referirse a la relación entre el narcotráfico y el gobierno, Zambada afirmó: “Conozco a gente metida en todos lados. En la policía municipal, estatal, federal. Gobernadores… ahí hay de todo. Unos sí, otros no”. Sin embargo, reiteró su desconfianza hacia los medios de comunicación, asegurando que “la prensa dice mentiras. Puras mentiras”.
Una vida entre la violencia y el poder
Zambada reflexionó sobre su vida en el narcotráfico, señalando que, aunque ha vivido al margen de la ley, no se arrepiente de las decisiones que ha tomado. “¿Por qué no? Porque está llena de muerte”, le preguntó la periodista. “Que yo sepa, así terminan las vidas de todos”, respondió el capo, dejando ver la lógica implacable con la que ha dirigido su vida y su organización.
El encuentro también incluyó una visita al cementerio familiar, donde Zambada mostró las tumbas de sus seres queridos. “En esta guerra, enterrar a los muertos es un privilegio”, reflexionó la periodista, recordando a las miles de familias que siguen buscando a sus desaparecidos en México.
Días antes de su captura
La reunión con el Mayo ocurrió pocas semanas antes de su captura el 25 de julio de 2024, cuando fue trasladado en secreto al aeropuerto de Santa Teresa, Nuevo México, en una operación realizada sin el conocimiento del gobierno mexicano.
La caída de Zambada marca un capítulo decisivo en la historia del narcotráfico en México. Sin embargo, como destacó la periodista, el impacto de su vida y decisiones no se limita al ámbito criminal, sino que resuena profundamente en un país marcado por la violencia, la corrupción y la lucha por el control territorial.
María Scherer Ibarra/Proceso