¿Por qué decir que el prestigioso diario The New York Times está equivocado? No imitemos a Donald Trump; menos todavía en eso.
Estimo que a la presidenta Sheinbaum no le conviene —máxime con las razones esgrimidas— enfrentarse al rotativo estadounidense. Ella goza de suficiente popularidad en México (incluso en otras partes del mundo). No necesita envolverse en la bandera antiyanqui ni convocar a ‘los masiosares’.
México está sumido en una crisis de violencia debido, entre otras causas, a la fabricación de diversos tipos de droga. El fentanilo entre ellos. Y el poder del narcotráfico es tal que otros países, principalmente Estados Unidos, también sufren por el impacto de los cárteles.
¿No sería mejor narrativa la de la cooperación internacional y no la de endilgar culpabilidades? Igual que hace bastantes años la mafia italiana era reconocida a nivel mundial, hoy los cárteles mexicanos monopolizan ese reconocimiento (antes los colombianos, por cierto; y lo menciono porque son ejemplo de que el fenómeno se puede superar). No en balde las recompensas ofrecidas por el gobierno de Estados Unidos (principalmente, pero no es el único) por información sobre diversos líderes.
Lo muestran también los capos que están en nuestro vecino país del norte juzgados o esperando juicio, así como el infierno que se vive en Sinaloa por la guerra entre los cárteles de “Los Mayos” y “Los “Chapitos”.
Negar la realidad no hará que esta cambie. El señalar que no se trataba de una “cocina” de fentanilo, sino de metanfetaminas no es suficiente. Cofepris no está entendiendo el tamaño de monstruo al que se enfrenta y eso deja desprotegida no solo a nuestra sociedad, sino también a la propia primera mandataria.
La violencia derivada de las operaciones ilícitas es uno de ellos, pues tiene muchas aristas y es muy complicado hacerle frente. Pero no hacerlo solo incrementará su poderío y su cada día mayor intromisión en diversas ramas del país, sean económicas, sociales y, sí, políticas.
La solución comienza por llamar a las cosas por su nombre. Ya no se debe negar el poder económico y balístico que tiene el crimen organizado. Como tampoco que el fentanilo se está produciendo en nuestro país. No es un tema menor y el auge de esta droga es posiblemente la crisis de inseguridad/salud pública más fuerte a la que se enfrentarán Claudia Sheinbaum y su gobierno.
El NYT insistió que es correcto lo que publicaron y que tienen pruebas de que se trataba de fentanilo. La Presidencia de la República podría haber tomado lo bueno del reportaje (lo tiene). Como cuando los narcos comentan con las reporteras que, a partir de este gobierno, se tienen que cambiar más seguido de lugar, porque les están siguiendo los pasos.
Se entiende que los narcos evolucionan en sus procesos, sus ganancias y que no sólo son “transportistas” de la droga a Estados Unidos. De hecho, muchos consideran que pronto también los químicos no serán importados de China y se producirán en territorio nacional. México tiene en el fentanilo un gran problema. Cuidado con que adquiera una “denominación de origen” en nuestro país.
Tres en Raya
Lejos quedaron los tiempos cuando el NYT señalaba los errores, pifias y corruptelas de los gobiernos de EPN y Calderón, y dichos reportajes eran utilizados por López Obrador para fustigar a los gobiernos. Aplaudía a dicho medio.
A partir (no es la primera vez) de que el diario neoyorquino señaló que en México se produce fentanilo, López Obrador lo negó y hasta violentó los derechos de las reporteras al publicar su número de celular (datos personales).
¿Por qué negar un reportaje? No hay necesidad.