La del rancho El Paraíso era la peor masacre que se había cometido en Michoacán en mucho tiempo. Escondidos en una camioneta de reparto de Sabritas que habían robado en el Estado de México, 15 sicarios de la Familia Michoacana se acercaron al lugar donde se celebraban varias peleas de gallos.
Iban en busca de William Edwin Rivera Padilla, conocido como El Will o El Barbas, jefe de plaza del Cártel Jalisco Nueva Generación.
El Barbas había crecido en la estructura de la Familia Michoacana tras la detención en 2015 de su jefe inmediato, Pablo Magaña Serrato, alias La Morsa. Quedó al frente de las operaciones de esa organización criminal en Zinapécuaro y Ciudad Hidalgo.
Más tarde, sin embargo, traicionó a la Familia Michoacana y comenzó a operar para el Cártel Jalisco.
Esa noche de domingo, las autoridades confirmaron la muerte de 20 personas ligadas a esta última organización. Nada se informó sobre el destino del verdadero objetivo del ataque: El Barbas.
Él mismo se encargó de revelarlo unos meses más tarde mediante el secuestro y asesinato del secretario del Ayuntamiento de Ocampo, Omar Daniel Colín, y de su padre, Juan Colín Vanegas. Ambos cadáveres fueron hallados en una camioneta abandonada en Zitácuaro, en la que se había abandonado el siguiente mensaje: “Esto les va a pasar a todos los que no paguen cuotas”. Lo firmaba El Barbas.
Para entonces, William Edwin Rivera Padilla despachaba a sus anchas en Zitácuaro. En marzo del año siguiente, se filtró la explosiva conversación que El Barbas sostuvo con el comisario regional de la Secretaría de Seguridad Pública en Zitácuaro, Conrado Corral Leyva, cuyos momentos estelares fueron estos:
“—Vamos a llevar la fiesta en paz, loco. Yo no quiero que te vayas del pueblo, yo no quiero porque eres amigo, vamos a limar asperezas, y vamos a dejarnos de mamadas, güey.
—Pero limar qué…
—Pues vamos a trabajar como estábamos antes (…) Yo te mando tu recurso como antes, Conrado.
—No, no. Nomás respeta. Yo no te ando buscando y ya (…) Eso es punto y aparte, Edwin. A mí me estés diciendo mamadas. O sea, de caballeros, tú tu jale y yo el mío… Así de sencillo. Respeto de caballeros y ya.
—¿Y no me vas a andar apretando la gente?
—A nadie… ¿En qué momento te he andado correteando?”.
Aunque la filtración provocó un escándalo, el 22 de marzo de 2024 el secretario de Seguridad de Michoacán, general José Alfredo Ortega Reyes, “para fortalecer el esquema operativo desplegado en Michoacán”, puso a Conrado Corral al frente de los 13 comisarios regionales de la Guardia Civil michoacana.
Su antiguo amigo había intentado matarlo en un atentado que se frustró cuando uno de los sicarios perdió una granada de fragmentación. El gobierno del morenista Alfredo Ramírez Bedolla arguyó que el atentado era una respuesta “a los constantes operativos de seguridad”.
Desde enero de ese año, El Barbas le había dejado tres muertos en la cajuela de un auto, con un mensaje: “Estos muertos son por ti Conrado. El día que ya no estés tendremos paz”.
Narcomenudistas “interrogados” por sicarios del Cártel Jalisco afirmaron que cada semana le entregaban una cuota “al comandante Conrado”. Más tarde aparecieron descuartizados y metidos dentro de 12 bolsas.
En otro narcomensaje se leía: “Esto que está pasando en Zitácuaro es culpa de Conrado de la Guardia Civil por recibirme dinero y traicionarme”. Conrado Corral, finalmente, fue removido en julio pasado: según reportes de inteligencia, cuenta con la protección de narcopolíticos michoacanos.
Al Barbas se atribuye el asesinato de uno de sus correligionarios, Édgar Iván Hernández Ávalos, El Talibán, cuyo móvil consistió en apoderarse de las actividades criminales en los municipios que este controlaba. Esto provocó una fractura interna en el CJNG y la escalada de violencia que se ha vivido en el oriente michoacano.
Fuentes de inteligencia aseguran que Edwin Rivera Padilla mantiene bajo su control el municipio de Zitácuaro, que preside el morenista Antonio Ixtlahuac Orihuela, quien curiosamente fue el onceavo alcalde detenido en 2009 durante el llamado Michoacanazo, que intentaba desmontar los vínculos de autoridades del estado con el crimen organizado, y quien permaneció ocho meses en prisión por presuntos vínculos con la Familia Michoacana. Uno de los hermanos del alcalde sufrió un atentado en 2022 en el interior de un restaurante.
Hoy, el municipio y destacados funcionarios —uno de ellos, compadre de El Barbas, según los reportes— se hallan bajo el poder del Cártel Jalisco: el pasado 17 de enero, la Sedena desplegó un operativo en Zitácuaro para detener a Rivera Padilla. Se desataron enfrentamientos, quema de negocios y narcobloqueos: los negocios bajaron las cortinas y 1,500 niños quedaron atrapados en sus escuelas.
El Barbas se fue, como se había ido aquella noche en el rancho El Paraíso.