Los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, respectivamente, se han dado a la tarea de reclutar a ingenieros químicos y a soldados en retiro colombianos. El primer grupo criminal les ofrece a los reclutados altos salarios para que trabajen como cocineros en la producción de fentanilo; también les piden que mejoren la droga, que la hagan más potente y adictiva, pues la demanda en Estados Unidos y en buena parte del mundo va en aumento. Por lo que respecta al Cártel de Jalisco, éste emprendió la contratación de militares retirados colombianos expertos en manejo de armas de alto poder, guerras y tareas de contrainsurgencia. Según la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos, el Cártel de Jalisco pretende reforzar su ejército y acciones de combate con unos 300 hombres, ya que prevé una guerra de alta intensidad con sus rivales sinaloenses por el control del huachicol, territorios, mercados de drogas, extorsiones, cobro de piso y el voraz mercado del fentanilo. El CJNG, según la misma fuente, también buscará apoderarse de Chiapas y Michoacán con una guerra de alto alcance con Los Viagras, Familia Michoacana y Sinaloa.
El Cártel de Sinaloa emprendió una etapa aún más agresiva para procesar y exportar fentanilo hacia Estados Unidos.
Para ello, sus integrantes más emblemáticos –”Los Chapitos”–se dieron a la tarea de realizar una campaña de reclutamiento de jóvenes, en su mayoría profesionales de química, a fin de incorporarlos a su estructura criminal, que incluye cientos de laboratorios en toda la República Mexicana para elaborar drogas sintéticas.
De esta forma, el grupo criminal sinaloense se propone invadir el mercado estadunidense con la droga más letal –el fentanilo –que ya los colocó como el cártel con mayor producción de esa droga química que anualmente mata a unos cien mil norteamericanos debido a la sobredosis.
Por su parte, el Cártel de Jalisco Nueva Generación, uno de lo que más rivaliza con Sinaloa por el control de rutas y mercados, se ha dado a la tarea de reclutar a militares centroamericanos en retiro.
La forma de engancharlos es ofreciéndoles, a través de bolsa de trabajo, empleo como agentes de seguridad privados y, a fin de que acepten, les otorgan salarios elevados.
De acuerdo con algunos testimonios recabados, decenas de exmilitares aceptaron las ofertas de trabajo, arribaron a México y fue hasta entonces que se dieron cuenta que no trabajaban para una empresa privada, como les habían dicho, sino para el segundo grupo criminal más violento de América Latina.
De acuerdo con informes de la DEA –la Agencia Antidrogas de Estados Unidos –el reclutamiento de químicos, ya sean profesionales o estudiantes, los realiza un equipo especial del Cártel de Sinaloa. Se trata de jóvenes mexicanos estudiantes de química que están desarrollando drogas.
El objetivo del Cártel de Sinaloa es que estos jóvenes trabajen en la red de laboratorios ligados al cártel encabezado por “Los Chapitos” –Iván Archivaldo y José Alfredo Guzmán –cocinando fentanilo. También les exigen que realicen ensayos con ese químico. El objetivo: hacer que esa droga sea más potente y más adictiva de lo que ya es.
Según el informe de la DEA, lo que resulta muy atractivo para los profesionales y/o estudiantes de química son los atractivos sueldos que les ofrece el cártel sinaloense, los cuales son superiores a los que ganan un ingeniero químico en una empresa privada.
Con base en información de la Secretaría de Economía, un ingeniero químico en México tiene un salario promedio de 4 mil 800 pesos mensuales. Las entidades que reportan mejores salarios para los ingenieros químicos, hasta el segundo semestre de 2024, fueron Colima (28, 400 pesos), Coahuila de Zaragoza (19 mil 300 pesos) y Sinaloa (15 mil 900 pesos).
El diario estadunidense The New York Time publicó el polémico reportaje sobre el reclutamiento de profesionales de la química en México por parte del Cártel de Sinaloa, lo que causó molestia a la Presidenta Claudia Sheinbaum, quien negó –así como lo acostumbara hacer Andrés Manuel López Obrador –el contenido de la investigación y descalificó al cotidiano estadunidense.
En la investigación que presente el periódico más influyente de Estados Unidos sobresale la entrevista a un estudiante de química, quien aseguró que el reclutador del Cártel de Sinaloa le ofreció un pago de 800 dólares por adelantado –alrededor de 16 mil pesos mexicanos –y un sueldo mensual por el mismo monto más gratificaciones por buen desempeño.
Otro de los jóvenes entrevistados –cuyos nombres se omiten en la investigación periodística –sostuvo que recibió una oferta de 20 mil pesos como bono de ingreso, según afirma en su publicación The New York Times.
Uno de los reclutadores decidió hablar con el diario estadunidense sobre la práctica de reclutar a ingenieros químicos. La respuesta del miembro del crimen organizado fue clara: “Somos una empresa y lo que hace una empresa es invertir en sus mejores perfiles”.
Desde hace varios años se sabe que el Cártel de Sinaloa, así como el de Jalisco Nueva Generación, han reclutado a estudiantes y profesionistas de química para “cocinar” drogas de diseño.
De acuerdo con información de la DEA, a muchos les ofrecen salir del país, a Europa, Asia o África –donde esos grupos criminales tienen amplios mercados e inversiones –a fin de que estudien alguna maestría o doctorado y al mismo tiempo trabajen en la elaboración de drogas químicas, pues la demanda en el mundo ha crecido tanto que estos dos cárteles han instalado bases y laboratorios en varios países.
CJNG recluta a militares en retiro
De la misma forma en que el Cártel de Sinaloa recluta a ingenieros químicos para producir fentanilo, el Cártel de Jalisco ha iniciado la contratación de militares retirados, procedentes de Colombia, para reforzar sus bases de guerra.
Este reclutamiento tiene como objetivo incorporar a su estructura a gente con experiencia en combates, pues de acuerdo con la DEA se prevé que haya una guerra abierta y fuerte entre el Cártel de Sinaloa y Jalisco por el control de rutas, mercados, recursos naturales y otras veinte actividades criminales.
Todo esto comenzó a realizarse meses antes de que el Cártel de Sinaloa entrara en crisis luego de la captura –y entrega a Estados Unidos –de dos figuras importantes. Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López. El primero acusó que fue secuestrado en una finca de la ciudad de Culiacán por agentes de seguridad al servicio de Guzmán López. Este último ordenó que los llevaran a un avión que voló de Culiacán a “El Paso”, Texas, donde fueron detenidos por el FBI y la DEA.
Todo ello habría sido un plan del grupo de “Los Chapitos” para obtener beneficios en Estados Unidos. Tales beneficios serían para Ovidio Guzmán y el propio Joaquín Guzmán López, quien arribó a Estados Unidos con un trofeo: “El Mayo” Zambada, el capo que se mantuvo más de cincuenta años envuelto en la impunidad.
Estos hechos derivaron en una exacerbada violencia en Sinaloa. Se afirma que desde julio a la fecha se contabilizan más de 500 crímenes debido a los enfrentamientos entre el grupo de “Los Chapos” y “La Mayisa”, como le llaman a las huestes de “El Mayo” Zambada.
De ahí que el Cártel de Jalisco se prepare para una guerra de mayor intensidad con Sinaloa por el control del territorio. Esto explicaría la razón por la que procedieron a reclutar a militares en retiro de Colombia, pues de asegura que son expertos en guerra y tareas de contrainsurgencia, justo lo que necesita el CJNG.
–¿Cómo reclutan a los militares retirados? –se le preguntó a una fuente que pidió el anonimato por temor a represalias.
–Son traídos a México por su experiencia en el manejo de armas, pero al llegar son sometidos por el Cártel de Jalisco, que quiere contar con un ejército de unos 300 elementos para pelear en Jalisco y Michoacán.
Alberto Rojas Bustamante es uno de los militares colombianos reclutados por el CJNG. Él afirmó ante la DEA que llegó a México con engaños. Le ofrecieron –e igual hicieron con otra veintena de soldados en retiro –trabajo como guardia de seguridad para una empresa privada, cuyo nombre no reveló.
Le dijeron que tendría un sueldo de 30 mil pesos mensuales, más prestaciones, para trabajar para una empresa que, a su vez, otorga servicio a varias compañías que necesitan servicios de escoltas y seguridad privada.
Cuando arribó a México un miembro del Cártel de Jalisco lo contactó y lo llevó con los altos mandos del cártel, quienes lo sometieron y lo obligaron a trabajar para la organización criminal. Meses después –dijo –pudo escapar y solicitó la protección de las autoridades estadunidense.
Este personaje es el único que ha hablado con respecto al reclutamiento de militares en retiro colombianos por parte del cártel jalisciense que, ahora, pelea con Sinaloa, Los Viagras y La Familia Michoacana por el control de Chiapas y Michoacán. En este último estado pretenden control el cobro de piso a productores agrícolas, el trasiego de drogas y en general todo el estado, uno de los más importantes, que es considerado como la puerta de entrada en la ruta del Pacífico mexicano.