La amenaza Donald Trump, de aplicar aranceles, deportaciones masivas y guerra a las drogas, pareciera no inquietar a México. O al menos nuestras autoridades no quieren expresar preocupación ante estas acciones. No creo que Estados Unidos se pegue un balazo en el pie, suelen argumentar de este lado de la frontera.
Lo que parece más preocupante es que los estados fronterizos no se preparan ante la eventualidad de recibir a miles de indocumentados. Por ejemplo, Nogales colapsaría al recibir, de golpe, a miles de personas deportadas, mexicanos y de otras nacionalidades-
En Sonora nada se ha dicho sobre esta posibilidad. Menos si se toman acciones para enfrentar la problemática.
Tampoco se menciona la posible incursión de agentes antidrogas estadounidenses a territorio mexicano. Igual pasa con la aplicación de aranceles a productos que son enviados a Estados Unidos con base en el tratado de libre comercio, como los autos y su impacto en la planta Ford instalada en Hermosillo. Cuando la Ford elimina un turno de trabajadores hay ruina en la colonia Nuevo Hermosillo y alrededores. ¿Qué pasaría si de buenas a primeras se aplica un 25 por ciento de impuesto nuevo?
O sobre la exportación de productos pesqueros, agrícolas, mineros y cuanta actividad piense un sonorense común.
Descansen, reflexionen en diciembre podría decir mister Trump. En enero les caerá el infierno encima. Ojalá todo sea un bloof para negociar con ventajas.
Mientras, que sigan las preocupaciones.
Al fin que ya estamos impuestos.