“Hay que equipar mejor a nuestros militares y dejar de centrarnos en las prioridades woke y volver a centrarnos en ganar guerras. Nuestra seguridad nacional depende de ello”, ha dicho en declaraciones de prensa.
Marco Rubio será el próximo secretario de Estado norteamericano y su postura es pública: AMLO entregó porciones de territorio mexicano al narco. Y aunque matiza diciendo que es necesario coordinarse con las fuerzas de seguridad mexicanas para desatar una intervención armada de EU en México contra los cárteles, su convencimiento de que prevalece un narcoestado es pleno.
El fondo del asunto no es solo la bravata que puede pasar a decisión con acciones quirúrgicas en comunidades o con detenciones extraterritoriales específicas de capos mexicanos.
Bajo un gobierno demócrata ya pudieron capturar de manera disfrazada a El Mayo Zambada con la ayuda del cártel rival con el saldo de un narcopolítico muerto, el ex rector Cuén.
Con Trump no requerirán de argucias. Están decididos a actuar directamente.
Además de los capos están los narcopolíticos. Y esa es la lista que engrosan desde ahora. Los amagos militares pueden pasar rápidamente a las advertencias sobre funcionarios incómodos y sobre certezas de complicidades y relaciones directas de altos funcionarios, gobernadores o alcaldes con narcotraficantes.
Hay caldo de cultivo. La operación “Enjambre” del gobierno mexicano pudo desarticular una célula de “La Familia Michoacana” en Amanalco, un pequeño municipio mexiquense de apenas 25 mil habitantes. La alcaldesa María Elena Martínez, afiliada a Morena, fue encarcelada por sus vínculos con los criminales a quienes asignaba las partidas del presupuesto público y les pagaba cuotas por acuerdos de cabildo.
Ese es un microejemplo de lo que ocurre en una gran cantidad de municipios de todo el país. Es la célula básica de la narcopolítica mexicana. No es un asunto de ficción ni argumento de una película. Es lo cotidiano.
La nueva administración estadounidense puede amagar con una poda política o con una persistente presión bajo el argumento de que prevalece un narcoestado. No son ocurrencias. Ni es una pequeña operación enjambre. Van a centrarse en ganar guerras. Y la del narco es una de ellas.