Osiel Cárdenas Guillén, exjefe del cártel del Golfo, fue deportado a México luego de cumplir una condena de diecisiete años en Estados Unidos por tráfico de drogas y lavado de dinero. Cárdenas Guillén ya está recluido en el penal del Altiplano, donde estuvo recluido de 2003 a 2007, pues fue extraditado a Estados Unidos. En México, sin embargo, quedaron abiertos varios juicios –lavado de activos, tráfico de drogas, posesión de armas prohibidas y asesinatos –que ya fueron reactivados por la Fiscalía General de la República. De ser declarado culpable, Osiel podría ser sentenciado a más de cien años de cárcel.
Después de compurgar una condena de diecisiete años en Estados Unidos, Osiel Cárdenas Guillén, conocido en el mundo del hampa como “El Mata-amigos”, fue liberado en Estados Unidos. El Departamento de Justicia y la DEA, la agencia antidrogas norteamericana, confirmaron que el capo quedó en libertad el pasado 29 de agosto.
Cuando se pensaba que Cárdenas Guillén quedaría libre en Estados Unidos, el gobierno mexicano gestionó su deportación a México para que enfrente los juicios que quedaron pendientes luego de su extradición a Estados Unidos.
De nada sirvió que los abogados del capo gestionaran amparos en los tribunales mexicanos para evitar que el exjefe del cártel del Golfo y fundador de Los Zetas quedara en libertad.
En sórdido mundo de la mafia Osiel Cárdenas Guillén tiene larga historia. En mi libro Osiel. Vida y Tragedia de un Capo (Grijalbo 2009) cuento la historia criminal de este personaje nacido en Matamoros, Tamaulipas, donde inició en el negocio del tráfico de drogas.
Fue empleado de un taller mecánico, donde vendía drogas a granel; posteriormente fue “madrina” de la extinta Policía Judicial Federal y, durante varios años, estuvo en Estados Unidos. Vivía de la distribución de cocaína. Estuvo preso en ese país y luego de compurgar una pena de dos años fue deportado a México.
Para el año de 1996, Osiel se dio a la tarea de entronizarse en la jefatura del cártel de Golfo, entonces el segundo más poderoso de México después del cártel de Juárez, por aquellos años encabezado por Amado Carrillo Fuentes, quien moriría –según la versión oficial –un año después supuestamente luego de someterse a una liposucción y cirugía plástica en la clínica Santa Mónica de la Ciudad de México.
En 1996, durante el gobierno de Ernesto Zedillo, fue capturado Juan García Ábrego –sobrino de Juan N. Guerra, traficante de alcohol, lenón y narcotraficante fundador del cártel del Golfo –y enseguida fue deportado a Estados Unidos. Como García Ábrego tenía nacionalidad estadunidense, fue deportado. Su abogado, Américo Delgado de la Peña –asesinado en el Estado de México –dijo en una ocasión que sobre la detención de su cliente no había registros oficiales en la extinta Procuraduría General de la República, Secretaría de Marina ni tampoco en la Secretaría de la Defensa Nacional. Menos en los archivos policiacos. Es decir, oficialmente García Ábrego nunca fue detenido.
–¿Entonces qué pasó con su cliente?—le pregunté a Delgado de la Peña, el más longevo de los abogados defensores de capos y personaje de mi libro “Los Narcoabogados” (Grijalbo 2006).
–Lo de mi cliente fue un destierro –respondió.
Tras la entrega de García Ábrego a la DEA, en Tamaulipas comenzó la lucha por la jefatura del cártel del Golfo. Osiel Cárdenas ganó la batalla luego de asesinar a varios de sus amigos, quienes también querían dirigir a esa organización criminal, entre otros, a Salvador Gómez Herrera, “El Chava” Gómez, a quien asesinó de un disparo en la cabeza. Su cuerpo fue arrojado a un paraje donde fue hallado, días después, carcomido por las ratas.
A Osiel Cárdenas lo acompañaban dos personajes clave en la fundación de Los Zetas, el grupo paramilitar ligado al tráfico de drogas: Arturo Guzmán Decenas y Heriberto Lazcano Lazcano, “El Lazca”. Ambos –según la versión oficial –se dieron a la tarea de “enganchar” a decenas de militares de alto rango, particularmente de Los Gafes, quienes se pasaron al crimen abandonando sus puestos en el Ejército Mexicano.
Osiel Cárdenas tuvo una estrecha relación con varios gobernadores de Tamaulipas –Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington Ruvalcaba y Eugenio Hernández, a quienes financió sus respectivas campañas políticas. Todo, a cambio de impunidad y de permitirle abiertamente el tráfico de drogas, secuestros, cobro de piso y tráfico humano.
Historia criminal
Cárdenas Guillén fue detenido en 2003 en Matamoros. Y en 2007 fue extraditado a Estados Unidos. En México estaba siendo procesado por varios delitos, entre otros, tráfico de drogas, homicidio, portación de armas prohibidas y asociación delictuosa. Los cargos quedaron suspendidos temporalmente debido a su extradición, en el sexenio de Felipe Calderón, pero tras su liberación en Estados Unidos se reactivaron las causas penales.
Por todos los delitos que pesan en su contra, Osiel Cárdenas podría ser sentenciado a 730 años de cárcel, una cadena perpetua. De 57 años, Cárdenas Guillén ya no podrá recuperar su libertad. Quizá el mismo destino enfrente su hermano Mario Cárdenas, cuya liberación en Estados Unidos está programada para el 2026.
Luego de ser deportado a México, Osiel Cárdenas fue recluido en el penal del Altiplano, donde estuvo preso desde el año 2003 al 2007. Durante ese lapso, Osiel intentó fugarse al menos en dos ocasiones, pero tales intentos fueron frustrados. Lo que las autoridades no pudieron impedir –y quizá por esa razón fue extraditado –es que Cárdenas Guillén dirigiera el cártel del Golfo desde la cárcel.
El capo contaba con 30 abogados. La mitad estaba a cargo de su defensa, la otra parte eran operadores de la organización criminal. Durante su etapa de esplendor en el narcotráfico, Osiel utilizaba 30 teléfonos celulares, uno por día, a fin de evadir las intervenciones telefónicas.
Osiel Cárdenas Guillén encabezó el cártel del Golfo de 1996 a 2003; tras su detención el que heredó el trono fue su hermano Ezequiel Cárdenas, conocido como “Tony Tormenta”, abatido a tiros por efectivos de la Marina en el sexenio de Felipe Calderón. Posteriormente fue Mario Cárdenas quien tomó el mando de la organización, pero fue detenido y extraditado a Estados Unidos. Tras declararse culpable, recibió una condena de diez años y su liberación está programada para el año 2026.
Osiel: La historia negra
Osiel Cárdenas Guillén –preso en una cárcel de Estados Unidos donde purgó una condena de diecisiete años –construyó una estructura criminal y financiera con el respaldo de socios y familiares, entre ellos, sus hermanos, quienes terminaron presos o ejecutados por sus rivales en el mundo de la drogas.
En estricto sentido, los Cárdenas Guillén se convirtieron, dentro del negocio de las drogas, en toda una dinastía criminal poderosa. A finales de los años noventa se consideraba casi indestructible, pues habían fundado su brazo armado –Los Zetas –con el respaldo de exmilitares, la mayoría de ellos desertores de las Fuerzas Armadas.
La lista de los hermanos Cárdenas Guillén es larga. Por ejemplo, Antonio Cárdenas Guillén, hermano de Osiel, fue socio de Eduardo Costilla, “El Coss”, exjefe del cártel del Golfo tras la caída de Osiel Cárdenas, en 2003. Castilla era hombre de todas las confianzas del entonces jefe del cártel del Golfo. Antonio se había iniciado en el negocio criminal en la década de los años ochenta, antes que Osiel
Osiel Cárdenas tiene dos hermanos –Mario y Antonio Cárdenas –que enfrentan condenas en Estados Unidos, mientras que Ezequiel Cárdenas, “El Tony Tormenta”, fue abatido por efectivos de la Marina en 2010, tras sostener un enfrentamiento en Matamoros, Tamaulipas.
El pasado 13 de diciembre de 2021 fue detenido en Broensville, Texas, Osiel Cárdenas (hijo), acusado de violar la libertad condicional otorgada por un juez tras ser vinculado a proceso por haberse hecho pasar por un agente federal y portar un arma; el detenido es hijo del exjefe del cártel del Golfo –Osiel Cárdenas Guillén –quien junto con sus dos hermanos –Antonio y Ezequiel –construyeron dos de las redes delictivas que más impacto han causado en el noreste mexicano: el cártel del Golfo y Los Zetas. Actualmente esta sentenciado a cinco años de prisión en Estados Unidos.
Osiel Cárdenas Guillén fue líder del cártel del Golfo desde 1996 hasta su captura, en 2003, a manos de efectivos militares y la policía federal. Cárdenas nació el 18 de mayo de 1967 en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, donde trabajó desde los catorce años como empleado de una fábrica maquiladora. Fue mesero y mecánico. Más tarde sirvió a la Policía Judicial Federal como delator.
A los diecinueve años contrajo matrimonio con Celia Salinas Aguilar –madre de Osiel Jr –y a quien conoció en una de las fábricas en las cuales trabajó. Posteriormente ambos se mudaron a uno de los talleres donde el narcotraficante trabajaba, pues en ese entonces había iniciado su vida criminal: vendía cocaína.
Osiel Cárdenas traficaba drogas principalmente hacia Brownsville, Texas, donde fue detenido en varias ocasiones. En una de sus capturas fue condenado a cinco años de prisión. Eso ocurrió en 1993.
Pero a través de un procedimiento lleno de insuficiencias, fue extraditado a México. En 1995, salió de prisión tras permanecer dos años encarcelado.
Luego de recobrar su libertad, Osiel Cárdenas se unió a la extinta Policía Judicial Federal. Operó como “madrina” –soplón –y ahí conoció a muchos narcotraficantes que eran miembros del cártel del Golfo, grupo criminal que Cárdenas Guillén terminó de construir en sociedad con sus hermanos y otros conocidos. Así, fundaron el grupo armado Los Zetas, en 1996, que se convirtió en el brazo armado del cártel del Golfo.
Después de reclutar a Arturo Guzmán Decanas –El Z-1 –, un exmilitar y miembro de las Fuerzas Especiales del Ejército –Osiel dio forma a Los Zetas, que se convirtieron en el primer grupo paramilitar al servicio del crimen organizado, en particular del cártel del Golfo.
Después de su captura, en el año 2003, y su posterior extradición, en 2007, Osiel transfirió el mando del cártel del Golfo a su hermano Ezequiel Cárdenas.
Conocido como “El Tony” tormenta, Ezequiel nació el 5 de marzo de 1962. Este personaje comandó el cártel del Golfo durante los años más violentos, en plena guerra contra el narcotráfico, la cual fue declarada en 2006 por el entonces presidente Felipe Calderón.
Pero su buena estrella se apagó pronto. Ezequiel Cárdenas fue abatido durante un enfrentamiento con efectivos de la Marina en noviembre de 2010 en Matamoros., por lo que el mando del cártel del Golfo fue tomado por el otro hermano de Osiel Cárdenas –Mario Cárdenas Guillén –, el tercer miembro de la familia de narcotraficantes.
Pero su paso por el crimen, y sobre todo por la jefatura del cártel del Golfo, fue fugaz: Mario Cárdenas fue capturado el 4 de septiembre de 2012 en Altamira, Tamaulipas. Fue internado en el penal del Altiplano, en el Estado de México, lugar donde estaría condenado a pasar 21 años. Sin embargo, el 31 de agosto de 2017 fue extraditado a Estados Unidos, pues las autoridades de aquel país lo solicitaron para procesarlo por diversos delitos relacionados con el crimen organizado.
Osiel Cárdenas fue sentenciado en Estados Unidos a 25 años por lavado de dinero, amenazas y delitos contra la salud. Su pena se cumpliría el 1 de noviembre de 2028, pero gracias a una reducción de sentencia otorgada por autoridades estadunidenses, el capo salió de prisión en agosto de este año.
No corrió con la misma suerte Mario Cárdenas Guillén, extraditado a Estados Unidos. Las investigaciones en su contra iniciaron en el año 2000, cuando el capo se encontraba en la cárcel y continuaba operando para el cártel del Golfo.
Enfrenta cargos por narcotráfico en Texas, y fue sentenciado a cadena perpetua, por lo que corre el riesgo de que permanezca encerrado de por vida en una prisión estadunidense.
De acuerdo con el expediente que está radicado en el Distrito Este de Texas, Cárdenas Guillén –de 57 años – fue acusado formalmente por un gran jurado federal el 20 de junio de 2012.
Conocido como “El M1”, “Metro” “Gordo” o “Señor gordo”, Mario Cárdenas Guillén cayó en desgracia tras ser detenido al intentar vender en Estados Unidos cinco kilos de cocaína.
Tras su captura, el 17 de mayo de 2022 la Fiscalía General de la República lo entregó a las autoridades estadunidenses en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
De acuerdo con las investigaciones, el proceso formal contra Cárdenas Guillén empezó en el año 2000, cuando se encontraba en prisión. El curso de las investigaciones continuó hasta su captura, en Tamaulipas, bastión del cártel del Golfo.
Las capturas no terminan para la familia Cárdenas Guillén. Recientemente, en Matamoros, fue detenido otro sobrino de Osiel Cárdenas. Su nombre: Víctor Hugo Cárdenas, hijo de José Alfredo Cárdenas Guillén, hermano del exlíder del cártel del Golfo.
Conocido como “El Chaparro”, Víctor Hugo Cárdenas era jefe de una célula del cártel del Golfo en Matamoros, donde es conocido como “El cártel de Matamoros”. Fue capturado junto con tres de sus escoltas.
La caída de Osiel Cárdenas
El día que lo iban a detener, en Matamoros, Tamaulipas, Osiel Cárdenas realizó una fiesta. Celebró los quince años de su hija. Él estuvo presente. Compró cervezas, hubo música y carne asada.
En la Procuraduría General de la República, un hombre avezado en las investigaciones criminales –José Luis Santiago Vasconcelos, entonces subprocurador de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada –ya conocía los pormenores de la fiesta.
Desde hacía varios meses, habían intervenido el teléfono de la hija de Cárdenas Guillén y, a través de sus conversaciones con su padre, Vasconcelos pudo conocer detalles sobre el festejo de los quince años.
Los teléfonos de Osiel Cárdenas no los podían intervenir tan fácilmente. El capo –quien comenzó como “madrina” en la Policía Judicial Federal –utilizaba un número diferente cada día. Según las declaraciones de “Juanito”, su asistente, Osiel tenía 31 teléfonos celulares y usaba uno diferente cada día para evitar ser intervenido por las autoridades o por algunos rivales en el negocio del narcotráfico.
Las PGR, sin embargo, pudo intervenir el teléfono de la hija de Osiel y, de esa forma, se enteraban de los planes familiares, como el festejo de los quince años, para lo cual se organizó un operativo para efectuar la captura del capo.
La instrucción que se les giró tanto a los agentes federales como a los militares fue que permitieran la organización de la fiesta, que no perturbaran al jefe del cártel del Golfo. Para localizar la casa donde estaría Osiel se debía poner mucha atención a un detalle: donde oliera a carne asada ahí sería la fiesta y en ese lugar estaría Cárdenas Guillén.
Un nutrido grupo de agentes federales, apoyados por un cuerpo de élite del Ejército Mexicano, acordonaron la zona donde estaba Osiel desde la noche anterior. La fiesta, en efecto, se realizó. Y al día siguiente muy temprano, cuando Cárdenas Guillén dormía, el equipo ingresó al domicilio para detenerlo.
Osiel Cárdenas –quien siempre dormía vestido, por si acaso había que salir corriendo –se levantó de la cama y corrió hacia el patio para brincarse la barda y evadir la acción de la justicia. Pero del otro lado ya lo esperaba otro grupo de policías y militares, quienes lo aprehendieron.
Tras la captura de Juan García Ábrego, quien dirigió el cártel del Golfo durante todo el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, se abrió paso para quedarse en su lugar fue Salvador Gómez Herrera, “El Chava” Gómez.
Osiel Cárdenas también controlaba una parte del grupo criminal, pero “El Chava” Gómez le estorbaba para realizar sus planes de apropiarse del cártel.
En una ocasión, Osiel Cárdenas le habló por teléfono a Gómez Herrera. Lo invitaba a ir a Matamoros.
–Está bien, compadre, te espero en el mismo punto –dijo Gómez Herrera.
–En una hora estoy contigo –respondió Osiel Cárdenas.
Y así fue. Cárdenas Guillén pasó por Salvador Gómez Herrera. Al llegar al lugar, Osiel le dejó el volante de su camioneta a su chofer. Gómez Herrera se acomodó en el asiento del copiloto y Cárdenas se sentó en la parte trasera del vehículo.
Cuando iban platicando, Osiel Cárdenas sacó la pistola y le disparó en la cabeza a Gómez Herrera, quien quedó con el mentón rígido pegado al cristal de la ventanilla. Luego, el cuerpo fue abandonado en un paraje. Las autoridades lo hallaron varios días después, cuando ya estaba en completo estado de descomposición.
Así fue como Osiel Cárdenas se entronizó en el liderazgo del cártel del Golfo y comenzó a construir la empresa criminal, con el respaldo de Los Zetas, el grupo armado conformado por militares, el cual fue construido por Arturo Guzmán Decenas –quien fue asesinado en 1997 –y Heriberto Lazcano Lazcano, “El Lazca”, quien estuvo al frente de Los Zetas durante varios años, hasta que el grupo se dividió: una parte la encabezaba Miguel Ángel Treviño Morales y otra el propio Lazca.
Lazcano fue asesinado, según la versión oficial, en la zona carbonífera de Sabinas, Coahuila, durante un enfrentamiento con efectivos de la Marina. El cuerpo de Heriberto Lazcano, sin embargo, fue robado de la funeraria y rescatado varios días después. Ante las dudas respecto de si ese cuerpo era realmente del jefe de Los Zetas, las autoridades federales ofrecieron que se realizarían exámenes de ADN a los familiares del exmilitar, quienes viven en Apan, Hidalgo. Pero después el caso se sumió en el silencio y nada se supo de los exámenes ni de los resultados.
Con el paso del tiempo, ya sin liderazgo de por medio, Los Zetas terminaron separados del cártel que los conformó. Se volvieron un cártel independiente. Eran muy versátiles. Operaban en pequeñas células y se convirtieron en toda una franquicia criminal. Tenían una amplia diversificación de actividades: operaban con varias tipologías delictivas, entre otras, las extorsiones, secuestros, venta de protección, tráfico de drogas, tráfico de personas, regenteaban a mujeres a las que incorporaron a la prostitución, cobraban derecho de piso a bares, cantinas, burdeles y también cobraban por el uso de la franquicia Zeta a todo grupo que quisiera “trabajar” en el campo del hampa utilizando el nombre.
Desde hace tres años, Los Zetas vinieron a menos. Ahora hay varios grupos que surgieron de ese tronco: Está el grupo Sombra, Zetas Nueva Generación y el cártel del Noreste. De los viejos Zetas, sobre todo de los fundadores del grupo criminal, nadie queda activo. Todos están muertos o presos.
Narcogobernadores
Los Zetas y el cártel del Golfo tuvieron su etapa de mayor esplendor en los sexenios de Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington Ruvalcaba y Eugenio Hernández Flores, quienes fueron gobernadores de Tamaulipas.
Con Cavazos Lerma el cártel del Golfo se convirtió en una organización poderosa. Eran los tiempos de Juan García Ábrego, sobrino de Juan Nepomuceno Guerra, quien fue el fundador del cártel, según se ha dicho.
El viejo cacique de Matamoros, como le decían, estuvo ligado al tráfico de alcohol en los años cuarenta; luego se metió al narcotráfico y fundó el cártel.
En 1996 y 1997 surgió el grupo armado Los Zetas. Eran los tiempos de Yarrington Ruvalcaba, quien estuvo preso en Estados Unidos por lavado de activos, luego de que lo ubicaron en Florencia, Italia, donde vivía con otra identidad. En Italia fue detenido, luego extraditado a Estados Unidos, donde fue procesado por narcotráfico. Para la justicia norteamericana, Yarrington no era un político que protegió al crimen, por el contrario, lo veían como un capo que hizo del narcotráfico un gran negocio.
Adquirió propiedades al por mayor cuando fue gobernador de Tamaulipas: casas, ranchos, islas, autos de lujo…Todo lo que podía comprar con dinero lo obtuvo. También utilizó a prestanombres para registrar algunas propiedades, negocios inmobiliarios y empresas que se beneficiaron con la obra pública del gobierno.
De Yarrington se dijo que utilizó los programas sociales para lavar dinero del narcotráfico en Tamaulipas.
Luego le entregó el poder a Eugenio Hernández, quien era alcalde de Ciudad Victoria. La campaña de Hernández Flores, de acuerdo con su expediente criminal, fue pagada con dinero del narcotráfico. Fueron los empresarios ligados al cártel del Golfo los que le dieron millones de dólares para llevar a cabo el proyecto político y criminal.
De esta forma, Eugenio Hernández permitió que los empresarios continuaran con el negocio del narco en Tamaulipas.
Hernández Flores –quien vivía en Cancún –actualmente está libre y está muy cerca del partido MORENA. Fue acusado de comprar un terreno que era propiedad del gobierno del estado y cuyo valor fue disminuido completamente. El terreno está ubicado muy cerca de la zona portuaria de Altamira.
También tenía en su contra una solicitud de extradición a Estados Unidos, donde fue investigado por lavado de dinero por un monto de treinta millones de dólares, que no pudo acreditar, pues de acuerdo con las autoridades ese dinero provenía del crimen organizado.
De acuerdo con su dicho, el dinero provenía de sus negocios inmobiliarios, pero para las autoridades norteamericanas los recursos son producto de la protección que Hernández Flores otorgó al crimen organizado durante su etapa como gobernador de Tamaulipas.
El caso de lavado de dinero estaba siendo investigado por la PGR al inicio del sexenio de Enrique Peña Nieto. Se afirma que Hernández Flores habló con Peña de su caso y extrañamente Jesús Murillo Karam –entonces procurador General de la República –le declaró el no ejercicio de la acción penal.
Sin embargo, en Estados Unidos la investigación en su contra continuaron, pero a Hernández le importaba muy poco: en México se paseaba sin mayores problemas: viajaba de Cancún a Monterrey, Ciudad de México y Tamaulipas. En Ciudad Victoria fue detenido cuando circulaba en una motocicleta deportiva.
De ser declarado culpable, Osiel Cárdenas podría ser condenado a más de cien años de cárcel. Así ha sido la vida y la tragedia de este capo, uno de los más sanguinarios del crimen organizado mexicano.