De cara al próximo año, figuras emblemáticas de la política nacional intentarán dar un nuevo aire a sus trayectorias con la conformación de nuevos partidos políticos. Aunque con ideologías que van desde el progresismo hasta la extrema derecha, estos proyectos comparten un elemento en común: están encabezados por viejos liderazgos que, según analistas, no ofrecen una alternativa renovada ante el dominio de Morena y sus aliados.
Los nuevos jugadores
Entre los proyectos más destacados que buscarán el registro ante el Instituto Nacional Electoral (INE), se encuentran:
- Frente Cívico Nacional (FCN)
Liderado por figuras como Guadalupe Acosta Naranjo y Fernando Belaunzarán, este movimiento busca consolidarse como una fuerza progresista enfocada en causas sociales como las madres buscadoras, padres de niños con cáncer y ciudadanos que demandan mejores servicios educativos. Aunque inicialmente parecía alinearse con los xochilovers, ambos proyectos seguirán caminos separados.
- Viva México
El activista y productor de cine Eduardo Verástegui, cercano al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, encabeza este movimiento que busca convertirse en el primer partido de derecha conservadora “real” en México. Verástegui ha planteado abiertamente su intención de representar una agenda de extrema derecha vinculada a valores tradicionales y religiosos.
- México Republicano
Liderado por Juan Iván Peña Neder, este proyecto se inspira en la ideología del Partido Republicano de Estados Unidos y del presidente argentino Javier Milei. Aseguran contar con un millón de simpatizantes y buscan capitalizar el apoyo de la comunidad mexicoestadounidense para consolidarse como fuerza política.
- Partido progresista de Jesús Zambrano
El exdirigente del PRD, Jesús Zambrano, planea reagrupar a las 13 organizaciones estatales que aún sobreviven del sol azteca para formar una nueva fuerza progresista. Aunque Zambrano ha señalado que el nuevo partido no será una “reencarnación” del PRD, mantendrá algunos de sus principios históricos.
- Xochilovers
La excandidata presidencial Xóchitl Gálvez también busca convertir el respaldo ciudadano que recibió en las elecciones de 2024 en una nueva fuerza política nacional, aunque todavía no ha dado detalles sobre su propuesta organizativa.
El reto de cumplir con los requisitos
Para obtener el registro como partido político, estas organizaciones deberán cumplir con una serie de requisitos establecidos por el INE, entre los que destacan:
- Celebrar asambleas en al menos 20 entidades o 200 distritos electorales, con la participación de 3,000 afiliados por estado o 300 por distrito.
- Acreditar una base mínima de 256,029 militantes, equivalente al 0.26% del padrón electoral utilizado en las elecciones de 2024.
- Evitar la participación de militantes de otros partidos, sindicatos o asociaciones religiosas.
De lograrlo, podrían obtener su registro a mediados de 2026 y participar en su primera elección federal en 2027, aunque sin alianzas con partidos existentes.
Viejos liderazgos, nuevos problemas
De acuerdo con el politólogo del ITAM, Fernando Dworak, el principal problema de estas iniciativas es que no representan una renovación real en el panorama político mexicano.
“Vemos a integrantes de la vieja clase política que, en lugar de retirarse, buscan seguir viviendo del presupuesto. No hay rostros nuevos, y los ciudadanos los asocian con calificativos como ‘oposición moralmente derrotada’ o ‘mafia del poder’”, señaló en entrevista.
Dworak también advirtió que, en el corto plazo, ninguno de estos proyectos tiene posibilidades de desafiar la hegemonía de Morena, el PVEM y el PT, quienes mantienen el control político y la narrativa en México.
Sin embargo, el politólogo no descartó el posible crecimiento de una extrema derecha en el mediano plazo, especialmente si la oposición tradicional sigue sin entender el momento político actual. “La inercia podría llevar a un golpe de péndulo hacia la derecha para 2036”, aseguró.
Un panorama adverso para la oposición
Con un Morena consolidado como el principal actor político del país, gracias a su conexión emocional con la ciudadanía y la narrativa de la Cuarta Transformación, los nuevos partidos enfrentan un desafío monumental para posicionarse.
Dworak subrayó que el PRI y el PAN, a pesar de sus crisis internas, todavía tienen bases territoriales que les permiten mantenerse como referentes en sus respectivos espectros ideológicos. En contraste, los nuevos proyectos carecen de estructuras sólidas y una narrativa convincente que atraiga a los votantes.
“El dominio de Morena es fundamentalmente emotivo: la mayoría está convencida de que vivimos una nueva era. Para vencer esto, se necesita una alternativa igual de atractiva, pero no vemos eso actualmente”, apuntó.
El único proyecto con potencial de crecimiento, según el experto, sería el Partido Conservador de Verástegui, que podría aprovechar un vacío en el espectro ideológico de derecha que el PAN no ha sabido llenar.
Conclusión: ¿renovación o reciclaje?
El 2025 marcará el inicio del proceso para que estas nuevas fuerzas políticas busquen un lugar en el escenario nacional. Sin embargo, la falta de renovación en los liderazgos y la fragmentación de la oposición dificultan que logren posicionarse como alternativas viables frente a Morena y sus aliados.
El futuro de estos proyectos dependerá no solo de cumplir con los requisitos del INE, sino de conectar con un electorado que, hasta ahora, parece más inclinado a la continuidad que al cambio.