TRAS MÁS DE año y medio de complejas gestiones y varias asambleas en las que “patearon” el tema por no convenir a sus intereses, este viernes los dueños del futbol mexicano darán vuelta a una hoja de su historia.
Si no sucede nada extraordinario, y con el único voto en suspenso del presidente del Grupo Pachuca, Jesús Martínez Patiño, propietario de los Tuzos y el León, los restantes 12 votarán asociarse con Apollo Global Management.
Junto con BlackRock, Vanguard, Blackstone y KKR, este fondo neoyorquino que se perfila a entrar al futbol mexicano es de los gestores de recursos más influyentes del planeta.
Fue el que rescató de la quiebra hace cuatro años a Aeroméxico, del que hoy es uno de sus principales accionistas y su CEO, Marc Rowan, estuvo en la terna de Donald Trump para ser secretario del Tesoro.
Digamos que esas son algunas de sus principales cartas de presentación a horas de que la Asamblea de Dueños se celebre con la única orden del día: aprobar un joint-venture con ellos.
¿Cuál es la propuesta de Apollo? Crear un nuevo vehículo que centralice todos los derechos comerciales del futbol. Hablamos de los 18 equipos de la Liga MX y la joya de la corona, la Selección Mexicana.
Históricamente, los dueños de los equipos generan sus ingresos individualmente, entiéndase derechos de transmisión, comercialización de la publicidad y venta de boletos en los estadios, principalmente.
El proyecto ahora es que los integrantes de la Federación Mexicana de Futbol aporten a esa nueva empresa derechos audiovisuales, ingresos por patrocinios, estadios, boletajes y hasta fabricantes de uniformes.
Hace algunos meses Apollo le puso número a lo que valen, a perpetuidad, los negocios de y alrededor de la Liga MX, que preside Mikel Arriola, y la Selección Mexicana, que dirige Javier Aguirre: 13 mil millones de dólares.
Con ese valor de referencia, 13 mil millones, el fondo ofreció adquirir 10% del joint-venture a cambio de inyectar inmediatamente mil 300 millones de dólares; condicionó que en aras de la transparencia los 13 dueños renunciaran a la multipropiedad de equipos.
Salvo Martínez Patiño, todos aceptaron, incluidos, por supuesto, Alejandro Irarragorri, que deberá decidir vender entre el Atlas o el Santos, y Jorge Hank, que está concentrado en el Xolos y de hecho lleva tiempo vendiendo el Querétaro.
HOY SE VOTARÍA la propuesta y se firmaría la hoja de términos que desde hace cinco meses viene perfeccionando su artífice, Juan Carlos “La Bomba” Rodríguez, el Alto Comisionado de la Federación Mexicana de Futbol, quien llegó en junio de 2023 con ese objetivo: transparentar, potencializar y rentabilizar el negocio del futbol, como sucede en las ligas de España, Inglaterra, Alemania, Francia e Italia. Fue él quien tras un proceso de selección tomó la mejor propuesta, la de Apollo. El tema más complicado, y que también ya se acordó, fue la fórmula de la repartición de los ingresos futuros de ese joit-venture.
Difícil porque se tuvo que armonizar a 13 dueños, cuyos equipos no valen lo mismo, pero que en una estructura de comercialización centralizada, buscarían sacar ventaja, unos, y no quedarse rezagados, otros. Se determinó que 50% de los ingresos de la nueva empresa se repartan a partes iguales, un 30% se distribuya con base en los resultados deportivos de cada equipo y un 20%, con relación al valor de la marca, donde intervienen aspectos como afluencia en estadios y crecimiento en redes sociales. Hoy por hoy los cuatro equipos más valiosos son el América de Emilio Azcárraga, las Chivas de Amaury Vergara, os Rayados de Femsa, que preside José Antonio Fernández Carbajal y os Tigres de Cemex, que comanda Rogelio Zambrano. Son los que más ingresos generan por derechos de transmisiones, patrocinios y boletaje.
El banco de inversión Moelis & Company, que aquí representa la firma ADS de Isauro Alfaro, Ricardo Dávila y Pedro Scherer, valuó ya a cada uno de los 18 equipos de futbol. Apunte además del Pachuca, León, Atlas, Santos, Xolos, Querétaro, América, Chivas, Rayados y Tigres, al Mazatlán de Ricardo Salinas, el Cruz Azul de la Cooperativa que lidera Víctor Velázquez, los Pumas de la UNAM que encabeza Leonardo Lomelí, los Diablos del Toluca de Valentín Díez Morodo, Necaxa de Ernesto Tinajero, Puebla de Manuel Jiménez, Ciudad Juárez de Alejandra de la Vega y el San Luis de Miguel Ángel Gil. La nueva empresa empezará a operar el año próximo, Apollo dará 36 meses para que Irarragorri, Hank y Martínez vendan uno de sus dos equipos, y la comercialización centralizada de todos los derechos iniciará en 2028, cuando llegarán a su fin las vigencias de los actuales contratos. Es un gran proyecto en beneficio de todos los dueños y con una fórmula probada en las mejores ligas del mundo. Veremos qué deciden hoy los propietarios.
DESDE HACE UN par de años suena el caso que involucra a la “familia Gómez” y a Banorte, por una condena a cargo de la institución por la friolera de mil 200 millones de pesos. Es producto de un fraude de esa familia encabezada por Héctor Gómez López. El litigio es resultado de una herencia del IPAB a Banorte por la compra de Banpaís, y para ello, esta red de extorsión, que también afecta al gobierno federal, recurrió a funcionarios del anterior Poder Judicial (PJ).
Con la finalidad de desmantelar a esta banda, el IPAB y el banco de Carlos Hank González han realizado esfuerzos defendiendo el mejor de los intereses contra este tipo de crimen organizado que lo mismo usan expedientes judiciales, empresas inexistentes y corrupción. Las instituciones nunca se han negado a pagar lo que es legal, pero la fraudulenta cuantificación de rendimientos hecha por Moisés Dueñas Zúñiga, perito contratado por los Gómez, también fue objeto de una acusación por fraude.
En la actualidad han procedido diversas acusaciones contra la familia y funcionarios judiciales con los que se coludieron, que incluye a jueces y magistrados del anterior PJ, tanto local como federal, y a abogados litigantes. Apenas se acaba de ejecutar una orden de aprehensión contra Héctor Gómez López, ya vinculado a proceso, y se sabe que vienen más contra la familia. Hay investigaciones contra la titular del Juzgado 12 de Distrito en Materia Civil de la CDMX y contra los magistrados del Séptimo Tribunal Colegiado en Materia del Primer Circuito. Asimismo, Verónica Morales Chávez y María Magdalena Malpica Cervantes, quienes fungieron como juezas del Juzgado Segundo Civil de Proceso Escrito de la CDMX. Y desde luego, los abogados que por años patrocinaron a la familia Gómez, los hermanos Juan y Antonio Collado y José Armando Solis de Anda.
POR DÉCADAS, ALTOS Hornos de México (AHMSA) fue el motor económico de las regiones centro y carbonífera de Coahuila. La empresa que fuera de la familia de Alonso Ancira Elizondo llegó a representar 8% del PIB estatal y sus exportaciones superaron los 60 mil millones de dólares. Su cierre afectó a unas 17 mil familias, básicamente en los municipios de Monclova, Frontera, Castaños y San Buenaventura. Alrededor de 40% de la economía productiva de la zona dependía de AHMSA.
Llama la atención que en el último año y medio en que se intensificaron los esfuerzos que se hicieron para reflotar a la compañía, en la que incluso se involucró directamente el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, así como un ejército de asesores legales y financieros que acercaron potenciales inversionistas, el gobernador del estado, Manolo Jiménez, ni como candidato ni como Jefe del Ejecutivo estatal, hizo el mínimo esfuerzo por evitar la quiebra de la compañía. En toda la etapa crítica fue un mirón de palo y nunca dijo “esta boca es mía”, mientras la acerera icónica de su estado colapsaba y se iba a la ruina con esas 17 mil fuentes de trabajo.