¡Cómo!

¿Y si no les dan los recursos, Guadalupe?, le pregunté el 21 de noviembre a la presidenta del INE, Guadalupe Taddei. Y si no, el INE saldrá adelante, sentenció. Aquí estamos 40 días después, a cinco meses de las elecciones voluminosas de jueces, magistrados y ministros, y el INE sólo tendrá una pizcacha del presupuesto que pidió para sacar adelante el proceso como Dios manda. Pedía 13 mil millones de pesos, tendrá 6 mil 200; planeaba instalar 172 mil casillas; instalará, dice, 74 mil. Para los capacitadores tendrá 58% menos del óptimo, etcétera. Aun así, la comisión organizadora promete un proceso con “certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, objetividad, máxima publicidad y paridad”. ¡En serio! ¡Cómo! Si lo podía hacer con la mitad del dinero, ¿por qué pedía el doble? Si cayó en la lógica de “que salga como sea”, ¿por qué defrauda así a los mexicanos? ¿Le creemos a este INE? El consejo general tiene la última palabra el lunes, pero parecería que se ha rendido ante las intimidaciones del gobierno y la 4T, quizá confiando en que los salvará una paupérrima participación, que apenas 10% de los electores saldrá a votar el primer domingo de junio. Ésa sería también culpa del INE, este INE.