El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha implementado una estrategia para reclutar exmilitares y guerrilleros colombianos a través de redes sociales, según un reportaje de El Universal. Prometiendo empleos bien remunerados como escoltas o guardias de seguridad en México, el grupo criminal engaña a sus víctimas para integrarlas a sus filas, donde son obligadas a participar en operaciones armadas en estados como Jalisco y Michoacán.
Entre los casos documentados se encuentran los de cinco exmilitares colombianos: David, Smith, Luis Miguel, Jairo Alonso y John Fredy, quienes compartieron su experiencia. Los hombres relataron que fueron contactados por medio de anuncios en redes sociales y entrevistas en Colombia con supuestos representantes de empresas de seguridad privada.
David, de 30 años, recibió la oferta de un sueldo mensual de 10 millones de pesos colombianos (aproximadamente 46 mil pesos mexicanos) para trabajar como escolta en una base militar en México. Después de un encuentro con un reclutador en Cali, fue trasladado a Bogotá, de donde salió en un jet privado con otros siete reclutas rumbo a Cancún y posteriormente a Guadalajara.
Sin embargo, al llegar a un rancho en Tuxpan, Jalisco, todos fueron informados de que ya formaban parte del CJNG. “No había opción. Las amenazas eran constantes: la desobediencia se pagaba con la muerte,” relató David.
El grupo fue uniformado con ropa tipo militar, armados con fusiles AK-47 y asignados a atacar municipios michoacanos colindantes con Jalisco. Los hombres aseguran que la policía estatal y el Instituto Nacional de Migración (INM) colaboraban con el cártel, facilitando su traslado y operaciones.
Smith, de 27 años, contó que su primera misión fue asesinar a un campesino, lo cual se negó a hacer. Su desobediencia casi le costó la vida, pero logró escapar junto con David en un momento de distracción.
Otro de los exmilitares, Luis Miguel, reveló que al llegar al campamento del cártel, los comandantes informaron que su objetivo es reclutar a 300 exmilitares o guerrilleros colombianos, incluidos integrantes de las FARC en proceso de paz, por su experiencia en el manejo de armas.
A pesar de las promesas iniciales de altos salarios, los exmilitares aseguran que no recibieron el pago prometido. Algunos solo obtuvieron 2,500 pesos mexicanos antes de salir de Colombia.
Actualmente, los cinco hombres se encuentran en un centro religioso en México, esperando reunir fondos para regresar a su país y reencontrarse con sus familias. Su testimonio revela no solo el alcance del CJNG, sino también el riesgo que representa esta práctica para la seguridad nacional de México, al incorporar personal altamente capacitado a las filas del narcotráfico.
El caso también resalta la creciente sofisticación de las estrategias de reclutamiento del crimen organizado, que utiliza redes sociales y engaños para ampliar su capacidad operativa en regiones estratégicas.