La confrontación entre el senador Adán Augusto López y el diputado Ricardo Monreal no es nueva, pero ahora el volcán ha hecho erupción como nunca antes. Esta pugna, que tiene raíces profundas, se desató desde que Olga Sánchez Cordero asumió su escaño en el Senado en 2021 y el tabasqueño llegó a la Secretaría de Gobernación, dando un giro inesperado a la correlación de fuerzas dentro de Morena.
En ese momento, Adán Augusto comenzó a deshacer los acuerdos que Monreal había tejido con senadores clave de Morena. La jugada fue clara: rehacer los tratos directamente con el presidente Andrés Manuel López Obrador. El zacatecano perdió influencia sobre perfiles serios como Víctor Castro (Baja California Sur), Salomón Jara (Oaxaca) y Ricardo Gallardo (San Luis Potosí), mientras veía cómo su grupo en la Cámara Alta era diezmado.
Pero Monreal, astuto como siempre, se reagrupó. En el Senado, tejió nuevos acuerdos con figuras de la oposición, como el priista Emilio Gamboa y la panista Xóchitl Gálvez, utilizando diversas cartas: el presupuesto, la nómina administrativa y, sobre todo, las votaciones en el Pleno. Un ejemplo claro fue el polémico caso de Yadira Alarcón, operadora de Gálvez, cuyo nombramiento como consejera del INAI fue aprobado con apoyo del monrealismo, aunque después vetado por el presidente López Obrador.
El contraataque de Adán Augusto no tardó en llegar. Ya instalado en el Senado, recortó al personal cercano a Monreal, canceló contratos con empresas afines a él y reasignó el presupuesto para fortalecer su propia estructura. No fue casualidad que durante su gestión, Morena en el Senado se mostró más unido, dejando atrás los tiempos en que Los Puros, primero dirigidos por Martí Batres y luego por César Cravioto, actuaban como una tribu interna que trabajaba en contra del monrealismo.
Sin embargo, la historia parece repetirse en San Lázaro. Ahora, otra versión de Los Puros, encabezada por el diputado Alfonso Ramírez Cuéllar y la legisladora Gaby Jiménez, ha surgido para desafiar al zacatecano. Desde el inicio de la nueva legislatura, cuestionan cada decisión de la Junta de Coordinación Política, y, al igual que en el Senado, presionan por la destitución de Monreal como coordinador.
Pero Los Puros saben que, por ahora, su convocatoria no es lo suficientemente fuerte para tumbarlo, así que han centrado sus baterías en su brazo derecho: el líder sindical de la Catem, Pedro Haces Barba.
Haces ha sido blanco fácil. Los Puros lo acusan de abusos, como el escandaloso caso del “helicóptero del bienestar”, cuando Monreal tuvo que salir a disculparse y aclarar que no se usaron recursos públicos para un viaje que, según dijo, fue cortesía de un empresario. Pero el golpe más fuerte llegó con el “voto fantasma”. Mientras Haces disfrutaba de un partido de béisbol entre los Dodgers y los Yankees en Estados Unidos, su curul registró asistencia y votó a favor de una reforma de supremacía constitucional de la 4T.
Aunque el diputado Sergio Gutiérrez Luna salió a decir que fue un problema “electrónico” con la tablet y se retiró el voto, el daño estaba hecho: el grupo de Monreal quedó señalado por su forma de operar en San Lázaro. Si bien no afectó la mayoría calificada, sí sentó un mal precedente sobre cómo aprueban las leyes clave para la presidenta Claudia Sheinbaum.
Así, entre dardos en el Senado y en la Cámara de Diputados, la disputa entre Adán Augusto y Monreal no solo persiste, sino que crece con cada movimiento. Un conflicto que ya no es solo político, sino también personal, y que deja claro que en Morena las viejas heridas nunca cierran del todo.