En el marco de la Cumbre del G20 en Río de Janeiro, la presidenta Claudia Sheinbaum sostuvo una reunión con su homólogo estadounidense, Joe Biden, en el Museo de Arte Moderno, donde ambos mandatarios discutieron temas clave de la agenda bilateral, incluidos los planes de deportaciones masivas que impulsa el presidente electo Donald Trump y la guerra contra el tráfico de fentanilo.
Según fuentes diplomáticas, Sheinbaum mostró preocupación por el impacto económico y social de una eventual campaña de deportación masiva de migrantes indocumentados, que Trump planea implementar desde el primer día de su mandato. La presidenta mexicana subrayó las posibles repercusiones en sectores clave como servicios y producción de alimentos en Estados Unidos, que dependen en gran medida de la mano de obra migrante.
Trump reafirma su plan migratorio
Horas antes de la reunión, Trump reiteró su intención de declarar una emergencia nacional para utilizar a las fuerzas militares en una ofensiva contra los migrantes indocumentados. En la red social Truth Social, compartió un mensaje que celebra esta estrategia, generando incertidumbre sobre el futuro de millones de mexicanos en Estados Unidos.
Sheinbaum buscó comprender hasta qué punto estas políticas son viables y las implicaciones para México, especialmente en términos de remesas, empleo y seguridad fronteriza.
Colaboración en seguridad y combate al fentanilo
Otro tema central fue la lucha contra el tráfico de fentanilo, un esfuerzo conjunto entre ambos países. Biden destacó los avances logrados en cooperación con China, tras reuniones con el presidente Xi Jinping, y subrayó que las muertes por sobredosis de fentanilo en Estados Unidos han disminuido en un 15% en 2023 gracias a los acuerdos alcanzados en San Francisco el año pasado, en los que participó el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
México juega un papel crucial en esta estrategia, particularmente con la llegada de Omar García Harfuch como titular de la Secretaría de Seguridad. García Harfuch ha fortalecido la colaboración con las agencias de seguridad estadounidenses, una relación que Trump promete revisar con mayor rigor.