La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, promulgó la noche del jueves en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la reforma constitucional que otorga supremacía legislativa en el país. La medida, apoyada por la mayoría del partido Morena y sus aliados, concluye un proceso acelerado en el que la reforma fue aprobada por el Congreso de la Unión y en menos de 24 horas alcanzó la mayoría de votos necesarios en las legislaturas estatales para su entrada en vigor.
El trámite legislativo inició apenas ayer en la Cámara de Diputados y se realizó a contrarreloj. A las 5:00 de la tarde de este día, la Cámara Baja hizo la declaratoria y poco después, el Senado de la República siguió su ejemplo. Durante el proceso, se generó un debate acalorado entre el oficialismo y la única bancada de oposición que se presentó, el PRI.
La reforma, que entra en vigor un día después de su promulgación, modifica el primer párrafo de la fracción II del artículo 107 y añade un quinto párrafo al artículo 105 de la Constitución. Estos cambios establecen que las controversias constitucionales y acciones de inconstitucionalidad no podrán cuestionar las reformas o adiciones a la Carta Magna. Es decir, cualquier modificación hecha a la Constitución quedará blindada contra impugnaciones legales que busquen revertirla o invalidarla.
El decreto también especifica que “son improcedentes las controversias constitucionales o acciones de inconstitucionalidad que tengan por objeto controvertir las adiciones o reformas a esta Constitución”. Esto impide que los recursos legales, como el juicio de amparo, sean utilizados para cuestionar las reformas, limitando así el margen de acción de aquellos que busquen detener cambios impulsados desde el Poder Legislativo. Todas las medidas actuales deberán ser resueltas bajo las nuevas disposiciones constitucionales.