El rotor del helicóptero que Ricardo Monreal abordó esta semana no solo cortó el aire, sino también el fino hilo de la unidad guinda que, hasta hace poco, parecía inquebrantable.

En el México de la austeridad republicana, la imagen de un líder morenista, y nada menos que el coordinador de los diputados en San Lázaro, despegando desde el centro del poder en un helicóptero particular, amenaza con avivar una brecha que en otros tiempos habría sido inadmisible.

La presidenta Claudia Sheinbaum, desde su habitual tribuna matutina, fue clara y contundente: “El uso del helicóptero de Ricardo ese día lo tendría que explicar”. En un contexto donde la narrativa del “gobierno rico con pueblo pobre” había sido sepultada, este episodio no es solo un golpe de aire, sino un golpe político que tambalea los principios que cimentaron el movimiento de la Cuarta Transformación.

Monreal, por su parte, con esa sonrisa imperturbable que lo caracteriza, no solo reconoció su viaje, sino que lo normalizó. “Lo veremos tomando este tipo de transportes de forma constante”, dijo. Como si, de un día para otro, el andar por los cielos dejara de ser un lujo para convertirse en una necesidad.

Pero en Palacio Nacional la incomodidad va más allá del helicóptero. El despegue fiscal que el zacatecano esbozó hace unos días con su propuesta de reforma tampoco habría caído bien. Otra iniciativa personalista, lanzada al aire sin consulta previa, que suma al descontento de quienes ven en Monreal a un jugador con agenda propia.

Así que la pregunta que flota en el ambiente político, con ese toque irónico que nunca falla en México, es: ¿Quién pompo el helicóptero?

Sheinbaum ha sido puntual. No se trata solo de la propiedad del helicóptero, sino del mensaje que su uso envía. En un país donde la austeridad se ha convertido en bandera, la sola imagen de un líder político ascendiendo a los cielos, lejos de la tierra que pisa el pueblo, es un recordatorio incómodo de cómo el poder puede distorsionar hasta los principios más férreos.

La turbulencia está en el aire. ¿Habrá aclaración? ¿O Monreal, como otras veces, decidirá volar por encima de las críticas? El rotor sigue girando, y con él, la duda y la división.

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