La amenaza naranja ganó; ¡qué digo ganó!, arrasó. Además se llevó el Senado y el Congreso, en ambos con mayoría absoluta. Sus deseos, caprichos y propuestas serán ley. Podrá hacer lo que le venga en gana al menos durante los siguientes cuatro años. Conocemos de sobra esa historia…
Increíblemente en México, particularmente en redes sociales, hay quienes se alegran con su llegada. Creen que será el azote de la 4t. Si bien, es cierto, otros más mesurados toman conciencia de que la llegada de Trump acarreará nuevos costos para el mundo, empezando por México.
¿A quién le hacemos caso?, ¿a los catastrofistas o a los fanáticos? La racionalidad nos pide recordar sus antecedentes —ya lo vimos antes durante su primer mandato— y a eso habría que agregarle el elemento de que ahora va libre. Me refiero a que controlará ambas cámaras legislativas y que además los integrantes de su pasado gabinete, que hoy sabemos muchas veces le pararon sus ocurrencias, ya no estarán con él. Estará rodeado de personajes —tipo Elon Musk— que no le servirán de freno o de contrapeso. Todo lo contrario.
Entonces, ¿a quién le hacemos caso? ¿Al Marcelo Ebrard que “se dobló” en menos de tres minutos o el que ya compartió en redes su felicitación y su foto con el naranja personaje? ¿O le hacemos caso a Martha Bárcena, hoy embajadora emérita, quien fue embajadora de México en Estados Unidos en tiempos de Trump? Ella sugiere atender con seriedad las amenazas y los anuncios que el señor de Queens hizo en su campaña.
Por supuesto que preferiría lo que dijo ayer en su mañanera Claudia Sheinbaum: “no hay motivo de preocupación”. Pero la experiencia dicta, después de haber escuchado a tantísimos políticos y propagandistas del régimen, que cuando dicen que “todo va requetebién” y “que no hay razones para alarmarse”, es mejor esperar lo contrario y estar preparados.
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Hay varios rubros que están en la cuerda floja en nuestra relación con los Estados Unidos. Eso solo se agrava ahora que estará comandada por Trump del lado americano.
¿Cómo nos irá como país? Merece mucho estudio y discusión, pero sí quisiera tomar como antecedente el que con Trump el gobierno de México tuvo que poner a 18,000 guardias en la frontera, cuidando que los migrantes no cruzaran al otro lado; además de tener que ver (es un decir, ¿verdad Francisco Garduño?) por los migrantes que se quedaban de este lado de la frontera. Eso significa un costo económico, de seguridad (no están cuidando al resto de la población), en hacinamiento de los migrantes y un largo etcétera. Esta situación se va a repetir; ¿alguien ya hizo cuentas?
Sí, Trump se cansó de mencionar a nuestro país en diversas ocasiones durante su campaña. Y si bien es diferente el estar de campaña a gobernar, podemos prever que el recién presidente electo ¡se mantendrá en campaña! Eso de gobernar no se le da y, en cambio, el andar de bravucón lo domina. De nuevo, nada que no sepamos de primera mano en México.
Sus temas favoritos: (1) la imposición de aranceles, (2) la deportación de migrantes (legales e ilegales), (3) la revisión y/o cancelación del T-MEC y (4) el combate a los narcoterroristas. En todos esos casos desplegará lo que a él le convenga por cuanto a popularidad y si algo le interesa como negocio particular (y subrayo el ‘a él’, no a su país). Obvio que ya desde ayer las acciones de sus empresas incrementaron su valor, al igual que las de su amigo Elon Musk…
En economía, en su mandato pasado, Trump inició una guerra comercial con China, de la cual México se benefició. Apuesto que ahora la guerra comercial la declarará contra nosotros y el beneficiado será otro. Tendremos que tomar acciones extraordinarias para que su enojo con China nos dé buenos frutos. ¿Estaremos dispuestos a pagarlas? ¿El gobierno de la presidenta Sheinbaum “se doblará” de insospechadas maneras? Me pregunto cómo serán los consejos de su amigo Elon. ¿Le dirá que mejor no invierta y no juegue en México y que nos deje con un palmo de narices como hizo con Tesla y su prometida inversión en Nuevo León?
¿Ven ustedes que el panorama ya no se ve tan color de rosa? Si le hacemos caso al propio Trump, nuestra nación tiene muchos motivos de preocupación; las variables: él, los mercados internacionales, nuestra economía y, el gobierno mexicano y el cómo decide “jugar” en este recargado panorama.
Si declara ‘grupos terroristas’ a las bandas del narcotráfico (mismas que obviamente operan en México) no solo estamos hablando de que habrá más intervenciones sino también que todo el sistema político en nuestro país se va a desajustar; una nueva amenaza contra muchas autoridades de todos los niveles, ámbitos y círculos, empezando por los que conforma Morena..
Y si insiste en los aranceles, más allá del T-MEC —que no los permite— podemos apostar que desde los aguacates hasta los coches que exportamos tendrán que pagar esta imposición, lo que encarecerá nuestros productos…
¿No hay motivo de preocupación? Hay más de uno. No quererlos ver apresurará el desastre. No se atendió con seriedad los que López Obrador anunció en su momento. Pues bien, momento de prepararnos para enfrentar a este otro niño caprichoso, pero también autoritario y antidemocrático.
Esto apenas empieza. Trump va por más; más espacios políticos e institucionales. Es insaciable.
¿No hay motivo de preocupación? No, no en singular; si en plural. Estos apenas comienzan.