El fin de semana pasado ha sido horroroso en términos de violencia. En Querétaro, en el bar Los Cantaritos, fueron asesinadas diez personas y siete más quedaron gravemente heridas, la masacre tenía como objetivo matar a un jefe de plaza del CJNG apodado La Flaca. Simultáneamente, en Cuautitlán Izcalli, en el bar Bling Bling, mataron a seis personas, allí ejecutaron a dos operadores también del CJNG, apodados Fredy y El Oso. No sé cómo les quieren denominar a estos hechos en el gobierno, para mí son masacres y deben ser calificados como actos de terrorismo, pero le tienen miedo a esas palabras.
En Manzanillo, en un ataque directo, fue asesinado el contraalmirante Fernando Rubén Guerrero Alcántar, quien tenía uno de los más altos cargos de la aduana y que anteriormente había estado en la de Veracruz. Manzanillo es una zona controlada por el CJNG y Colima, donde las autoridades manifiestan una prescindencia notable ante estos hechos de violencia, es el estado más inseguro del país, tomando en cuenta los asesinatos por porcentaje de habitantes. Diez días atrás habían sido asesinados, en el mismo puerto, otros dos elementos de la Marina que también trabajaban en la aduana.
En Sinaloa apareció muerto un personaje muy cercano a El Mayo Zambada, El Dimas, que durante varios años había estado preso, acusado de organizar en 2009 un atentado contra el entonces presidente Felipe Calderón. En una entrevista con Julio Scherer García para Proceso, El Mayo negó que hubiera organizado ese atentado, pero en 2009 las investigaciones estuvieron muy avanzadas, tenían mucha información creíble y, además, se relacionaron con la suerte corrida un año antes por Juan Camilo Mouriño y José Luis Santiago Vasconcelos, que murieron junto con otros funcionarios de Gobernación en un extraño accidente de aviación en noviembre de 2008, el mismo día en que Barack Obama ganaba la elección presidencial en Estados Unidos.
No era ni el primero ni el único caso de presuntos atentados en aquel sexenio. El propio Vasconcelos, un funcionario ejemplar, fiscal antidrogas en el gobierno de Fox y luego asesor en temas de seguridad con Mouriño (su tarea era, en ese momento, implementar la reforma judicial y aspiraba a ingresar a la Suprema Corte, porque decía que la Corte tenía que saber cómo estaban las cosas en términos reales con el crimen organizado) había sufrido por lo menos dos atentados, tanto él como su familia, con anterioridad.
Al mismo tiempo, luego del asesinato de uno de sus líderes y de distintos atentados contra sus instalaciones, se suspendió la feria ganadera de Sinaloa, la más importante del país. Recordemos que, según muchas investigaciones, Ismael El Mayo Zambada y su familia participaban muy activamente en el negocio ganadero en el estado.
Mientras tanto, el Departamento de Justicia de la Unión Americana anunció el jueves pasado cargos por narcotráfico contra José Ángel Canobbio Inzunza, alias El Güero o El 90, identificado como jefe de seguridad y uno de los principales lugartenientes de Iván Archivaldo Guzmán, el líder de Los Chapitos.
Según el comunicado del departamento de Justicia, “Canobbio Inzunza financió y lideró a Los Chimales, un grupo armado que se encargaba de la seguridad y se involucraba en conflictos armados a nombre de la facción de Los Guzmán dentro del Cártel de Sinaloa”. El gobierno de EU dice que, al dar protección a Los Chapitos, el acusado facilitó el tráfico de drogas a su territorio, entre ellas fentanilo, cocaína y metanfetaminas.
Canobbio Inzunza ha estado relacionado con el Cártel de Sinaloa durante más de dos décadas, de 2002 a 2024, según las autoridades estadunidenses. Es señalado como uno de los personajes más influyentes en Los Chapitos y de los más violentos.
Hace semanas que aquí señalamos que al exsecretario general de Gobierno, Enrique Inzunza Cázarez, ahora senador, los estadunidenses le atribuyen relaciones familiares con uno de los grupos del cártel de Los Chapitos, llamado Fuerzas Especiales Avendaño, encabezado por Martín Gaudencio Avendaño Ojeda. Según estas investigaciones, Claudia Yuridia Meza Avendaño, esposa de Inzunza Cázarez, y magistrada del Supremo Tribunal de Justicia del estado, es familiar en primer grado de Avendaño Ojeda. Ese grupo criminal tuvo una participación central en el llamado culiacanazo para evitar que Ovidio Guzmán López fuera detenido en octubre de 2019. También habría una relación familiar con Cannobio Inzunza, el criminal ahora requerido por la justicia estadunidense.
Muy lejos de aquí, en España, fue detenida una célula de narcotraficantes que se especializaban en metanfetaminas, cocaína y comenzaban a operar con fentanilo, y que tenían estrecha relación con el Cártel de Sinaloa, que incluso había enviado como apoyo a esa célula a uno de sus “químicos” (los que se encargan de producir esas drogas químicas) más importantes. Y, al mismo tiempo, era detenido Óscar Sánchez Gil, nada menos que el jefe de la Unidad de Delitos Económicos y Fiscal (relacionados con temas de lavado y narcotráfico) de la Policía Nacional, por su relación con estos grupos criminales. Tenía escondidos, tras las paredes de su domicilio, 20 millones de euros en efectivo. Me pregunto si ya han comenzado a hablar en Chicago y Nueva York, Los Chapitos y El Mayo.