El 2027 ya está en la mira de los grandes políticos mexicanos. Los legisladores morenistas desempolvan sus tenis y gorras para comenzar a recorrer las calles de sus distritos, todo por el regaño de la presidenta Sheinbaum, quien tuvo que darles un manotazo para que se pongan a chambear.
Hacer grilla no es trabajar.
Tampoco les pidieron mucho, solo ir a las casas del pueblo bueno e informar sobre la supremacía constitucional y, como prueba, mandar fotos, videos y publicaciones en redes sociales.
Aun así, entre los pasillos del poder se asegura que no todos los legisladores guindas están contentos; no le ven motivo a ensuciarse, ya que la mayoría de los ministros recularon y se alinearon al régimen. Ante esta falta de motivación, Ricardo Monreal tuvo que dar un golpe en la mesa para que dejen de quejarse los ocupados diputados.
Al mismo tiempo, el PRI buscará hacer un “gran” bloque opositor para competir en las intermedias.
Si eso no sale bien, el plan B será hacer campaña con la polarización y trabajar las bases.
En el PAN están de luto y otros de fiesta. Marko Cortés logró reelegirse a través de Romero; sin embargo, muchos optimistas creen que su nuevo líder intentará construir un acuerdo entre las pandillas azules para fortalecerse como partido.
Estos acuerdos se antojan difíciles luego de que Marko despotricó contra Calderón. Cuando el expresidente fue blanco de ataques en redes, se sumó a la turba para ver si jalaba agua a su huerto, y eso a los panistas no les terminó de gustar.
Mientras nuestros vividores grilleros se pelean por ver quién es quién, Estados Unidos ya tiene nuevo líder, y este nuevo presidente no tendrá ninguna compasión por sus vecinos de la frontera sur.
La medicina para la anarquía y borrachera de poder que se vive en nuestro país se podría llamar Marco Rubio, el que se espera sea Secretario de Estado.
Uno de esos halcones de la guerra, como los que se muestran en las series de Netflix.
El mismo que, en meses pasados, acusó al expresidente Andrés Manuel López Obrador de “entregar a México” a los cárteles de la droga.
Senador de Florida, es latino de origen cubano y antiguo rival del mismo Trump en las primarias republicanas del 2016.
Crítico de Obama y Biden por sus concesiones a China, Irán, Venezuela y Cuba.
Algunos intelectuales creen que Rubio ya hubiese invadido Cuba y Venezuela hace años de haber podido.
Habla perfecto español y conoce cómo funciona nuestra región.
La injerencia de Trump tendrá acento cubano, y eso debería preocupar a nuestros políticos mexicanos.
Quizá esa sea la medicina que necesita este país.