Los registros públicos más recientes de Pemex sobre sus deudas con proveedores son de julio. Allí, Pemex reconoce que debe más de 125 mil millones de pesos de facturas recibidas en 2023. Y de este año, reconoce unos mil 117 millones, de servicios o materiales que recibió, pero no se han facturado. Los empresarios dicen que hay una deuda oculta en esta estadística oficial: la deuda de lo que no se ha facturado.
A los grandes proveedores, como Opex, Cotemar, Constructora y Perforadora Latina o incluso Microsoft, Pemex les debe más de 20 mil millones de pesos. A las pequeñas, nadie parece saber cuánto, aunque los afectados lo calculan en, al menos, 80 mil millones de pesos. En realidad solo Pemex sabe cuánto es la deuda oculta.
Las fuentes con las que hablé coinciden en que la situación actual es “crítica”. Algunos empresarios me dijeron que así se lo manifestaron ayer en una reunión con Layda Sansores, la gobernadora de Campeche. En las últimas semanas, algunos empresarios lograron reunirse con miembros de la administración de Claudia Sheinbaum. Les dijeron que les pagarán a partir de febrero. Otros, están mandando cartas desesperadas a Pemex, como la que obtuve. Y unos más, están agrupándose para hablar con las autoridades.
En Campeche, un miembro del Consejo de Hombres y Mujeres de Negocios de Ciudad del Carmen, me dijo que les ayudaría muchísimo si Pemex les da una fecha de pago, aunque sea aproximada. “Tememos que se desate un estallido social, porque esta ciudad depende de Pemex”. En Ciudad del Carmen, calculan que podrían perderse unos 10 mil empleos.
En el oficio que obtuve, la empresa anuncia a Pemex que debe cerrar sus oficinas administrativas, suspender actividades y despedir a empleados porque ya no pueden pagarles. Y pide a Pemex que suspenda el contrato o lo termine de forma anticipada, o que haga algo para que la situación se mueva del limbo en el que lleva tantos meses. El representante de otro proveedor me dijo que le han pagado a plazos, porque su empresa es indispensable para la operación de Pemex, pero aún le deben ocho meses.
La esperanza de los empresarios es que “se asiente pronto” el cambio de gobierno, que se apruebe el presupuesto. Y todos se preguntan qué tanto saben en Palacio Nacional de esta situación, y qué harán para controlarla, antes de que implique que se pare la producción de Pemex, o parte de ella, por empresas que ya no pueden pagar ni siquiera la próxima nómina.