Café con piquete
¿Le dice algo “una rayita más al tigre…?
Aunque puede pensar que lo que leerá́ es una rayita más del tigre, le propongo verlo como todo un entramado característico del empresario consentido de EPN, que se conjugó con la actuación omisa y corrupta entre el poder económico y (aún) político de este constructor y el Poder Judicial de la CDMX.
En la vida siempre hay excepciones.
Hoy les contaré de una historia que puede y no ser excepcional. Cuando escuchamos violencia vicaria, casi siempre son las mujeres quienes sufren del abuso y violencia de maridos o parejas que son precisamente eso: violentadores, abusadores, que les roban su tranquilidad y paz quitándoles a sus hijos para someterlas.
En otras columnas he documentado que este tipo de sujetos tienen mucho dinero, acceso para poder corromper autoridades, comprar resoluciones, manipular el debido proceso y, particularmente, causar daño a los más frágiles, los niños.
Siéntese bien
Pues el caso que hoy les contaré es a la inversa. Porque se trata de un matrimonio en proceso de divorcio, donde es la esposa, cobijada en el poder y relaciones políticas y económicas de su padre, Juan Armando Hinojosa Cantú, dueño del Grupo HIGA, quien violenta a su ahora exmarido y utiliza como moneda de cambio a sus hijos de 4 y 6 años. ¿Cómo lo hace? Precisamente como lo señalé arriba: corrompiendo.
Y es que en un país donde la corrupción parece haberse enquistado en todos los niveles de gobierno, el caso de Juan Armando Hinojosa Cantú es emblemático. Su nombre, asociado con el escándalo de la casa blanca y múltiples concesiones públicas, resuena hoy no sólo en las esferas del poder económico, sino también en las sombras del poder judicial. Lo que parecía ser un simple proceso de divorcio ha destapado una vez más los tentáculos de la corrupción, mostrando cómo las influencias políticas y económicas siguen siendo el verdadero poder tras el trono.
Inhale y exhale
El juicio de divorcio entre María Fernanda Hinojosa García y su ahora exesposo Allan Mauricio Reider Rangel ha dejado de ser un asunto privado para convertirse en un reflejo de la putrefacción institucional que corroe al país. Más allá del conflicto conyugal, la intervención directa de Hinojosa Cantú en el proceso legal pone en evidencia la facilidad con la que los poderosos pueden doblar las reglas a su favor, incluso cuando lo que está en juego son los derechos y el bienestar de dos niños inocentes, como se ha observado en las omisiones que derivan en fallas al debido proceso en la manutención, guarda y custodia del par de pequeños producto del matrimonio.
Viene lo fuerte
La jueza Cristina Espinosa Roselló, quien lleva este caso, ha sido señalada como cómplice en una serie de agravios que incluyen una pensión fuera de la realidad, la manipulación procesal, un régimen de visitas inequitativo, hasta la indiferencia ante el impacto psicológico que este conflicto tiene sobre los menores. Esta complicidad judicial, bajo la presión de intereses tan oscuros como poderosos, no sólo mina la confianza en el sistema de justicia local, sino que también revela una crisis moral de proporciones alarmantes.
Hinojosa y su poder corruptor, ahora de fiscales ‘4T’
El abuso de poder no se detiene en el ámbito legal. La presión económica ejercida por la familia Hinojosa, con demandas civiles que suman más de 23 millones de pesos, parece diseñada no sólo para ganar la batalla legal, sino para despojar a Reider Rangel de todo aquello que le queda.
Este es un ejemplo crudo y desalmado de cómo los poderosos utilizan sus recursos para aplastar a quienes consideran obstáculos en su camino, sin importar las consecuencias humanas de sus acciones.
Lo más trágico de este caso no es sólo la corrupción flagrante o el desdén por las leyes. Lo verdaderamente devastador es el daño irreversible que esta guerra de poder está causando en los hijos de la pareja. Con apenas 4 y 6 años, estos niños están siendo arrastrados a una tormenta emocional que pone en riesgo su salud mental y su desarrollo. Son los peones sacrificados en un juego que no debería involucrarlos, pero que, lamentablemente, los tiene como víctimas principales.
Este juicio de divorcio es un microcosmos de un problema mayor: la captura del Estado por intereses privados, donde las leyes y los derechos se venden al mejor postor. E, increíblemente, la reforma al Poder Judicial de la ‘4T’ hoy comandada por Sheinbaum no toca al Poder Judicial local ni a los fiscales, donde está la verdadera corrupción.
Entiéndanlo: la justicia local es un suplicio, lidiar con los ministerios públicos, policías de investigación, fiscalías, etcétera, es, sin temor a equivocarme, una revictimización en toda la expresión, pero llegaba uno al Poder Judicial federal y todo cambiaba; pero ahora, con jueces y magistrados a modo de la ‘4T’ el panorama será aún más negro. Y ya ni pensar en pedir un amparo, puesto que ningún juez dictará sentencia a su favor teniendo al tribunal de inquisición dominado por los morenos y sus rémoras.
Trágicamente, de seguir adelante con esta reforma estaremos aún más lejos de poder garantizar que los niños, como los hijos de María Fernanda Hinojosa García y Allan Mauricio Reider, no sean las víctimas colaterales de las batallas entre sus padres.
Fuerte a pico de botella
Pues déjenme decirles que radiopasillo en Palacio Nacional anticipa: -agárrense- a la plagiaria como presidenta del tribunal inquisitorio y a Lenia Batres como presidenta de la SCJN, a petición del propio Andy López Beltrán. ¿Será? Ya lo veremos.
Por lo pronto, a los ocho ministros que renunciaron a la Corte y a participar en la farsa de la ‘4T’ y su Poder Judicial a modo, así como los jueces y magistrados, merecen todo nuestro reconocimiento y respeto.
Son ministros, jueces y magistrados que, con valentía y sin dejarse presionar por el régimen, honraron su investidura y compromiso en defensa de la Constitución y los derechos humanos de todas las personas. Demostraron ética y dignidad que jamás tendrán los abyectos: Lenia, Yasmín, Loretta, Yamin Francisco González, Gabriel Regis, Blanca Ochoa y Javier Molina.