Vamos directo al grano: en el régimen que hoy impera en México no hay verdad. Lo que sí hay es una doble moral en todo lo que dice y todo lo que hace y, al mismo tiempo, la tiranía del juicio sumario que hacen Morena y todos sus allegados sobre lo que no les agrada o se les cuestiona. Esto lo ejerce destacadamente la 4t en redes sociales y en diversas esferas de la opinión pública controladas por el gobierno.
Y así como la democracia y la república no son lo mismo —si bien se complementan—, en la esfera política no tienen por qué contraponerse la ideología y los posicionamientos que cada individuo tiene con lo que son las instituciones y el Estado de derecho en colectividad.
En ese sentido, Gabriel Quadri DEBE PODER cobrar su pensión del Bienestar, pero al mismo tiempo DEBE PODER gritar a los cuatro vientos la porquería de gobierno que es la Cuarta Transformación (mismo cuando sea esta la que haya establecido ese esquema de pensiones de la que se beneficiará el exlegislador).
No hay un solo tema importante en que Regeneración Nacional destaque positivamente: ni en salud ni en educación ni en seguridad ni en economía. Si acaso en construir redes clientelares que aseguran el subdesarrollo del país y por lo mismo el atraso de su población.
Puede uno estar o no de acuerdo con el voto que emitió el entonces diputado Quadri en contra del esquema de pensiones del Bienestar, mas eso de ninguna manera anula el que él pueda beneficiarse de ellas ahora que el político rebasa los 65 años de edad (tiene 70 años, de hecho). En otras palabras, no es un contra sentido el que siendo diputado haya votado en contra de los programas sociales de Andrés Manuel. Él y todos los mexicanos tienen derecho a reclamar y recibir su pensión. ¿O no fue Morena el que dispuso la normativa para que cualquier adulto mayor cobre pensión sin importar su condición socioeconómica, pero también independientemente de su posición política? Ya viene siendo tiempo de que, dado que los pagamos, al menos nos beneficiemos de los esquemas de pensión, becas, garantías y no solo los oportunistas morenistas.
El excandidato presidencial del Partido Nueva Alianza no vive en la doble moral; la doble moral es la que se vive en el oficialismo —y en la persona de Andrés Manuel López Obrador—.
¿Con qué autoridad hablan de doble moral quienes —por supuesto me refiero a los cuatroteístas— carecen ya no solo de moral sino también de brújula? Morena ha alcanzado niveles de cinismo, de corrupción, de nepotismo, de incongruencia y de inmoralidad no antes vistos. No voy a hacer aquí un recuento de los hechos que sustentan esto que escribo; ya lo he hecho antes y me faltaría tiempo y espacio para hacerlo ahora. Parafraseando a Carlos Monsivais diré en cambio esto: ‘la verdadera y única doctrina del obradorismo es la hipocresía’.
¿O no es hipócrita el haber predicado una austeridad pero vivir en un rancho rodeado de militares que lo protegen (como reconoció la propia presidenta Sheinbaum), con un tren recién estrenado que llega prácticamente a la puerta de su morada, con un hospital a la vuelta de la esquina montado casi en exclusiva para su beneficio? Incongruente del que decía “el pueblo me cuida” quitar las pensiones y la protección a los demás expresidentes pero tener un despliegue de militares cuidándolo 24/7 y recibir una cuantiosa pensión mensual habiendo trabajado bastantes pocos años de su vida.
La diferencia entre esta corrupción —porque no es otra cosa— de López Obrador y que Quadri tramite su pensión es que lo que hace este último es constitucional; lo de AMLO, fuera de toda ética y, si me apuran, incluso ilegal.
Ya no ahondaré más en la doble moral del expresidente. Diré, eso sí, que es absolutamente lamentable el papel que la primer mandataria Claudia Sheinbaum ha decidido desempeñar al abordar este asunto, al plantearlo en su conferencia de prensa y al prestar dicho foro y ella misma a denostar a Gabriel Quadri. “Si fuera consecuente pues no iría por su pensión, pero en las redes ayer salió inscribiéndose a la pensión de adulto mayor”, expresó.
Condenable que ella haya sugerido la idea de que porque dicho personaje critique a la 4t y al esquema de pensiones del bienestar, no tenga derecho a solicitar la suya si eso conviene a sus intereses. La presidenta no debiera prestarse a alimentar el encono social, como tampoco debería de perder tiempo en esos tópicos en el fondo sin importancia mientras el país se le va de las manos en casi cualquier otro frente. Ella se autoinfringe un mal al confrontar a la sociedad con los supuestos críticos al regimen y hablar en nombre de la verdad, de la representatividad del pueblo y de la ética de una sociedad.
Esa inconsecuencia y el fomento a la polarización de la ciudadanía retornará a cobrársela más pronto que tarde.