La nueva maquinaria político-electoral llamada 4T, sucesora de las glorias del PRI, amaneció con dos noticias. Una buena y otra mala. La primera, se impuso a la Suprema Corte en la disputa por el control del Poder Judicial. Y la mala, que ganó Donald Trump la presidencia de Estados Unidos.
En sus primeras declaraciones, la presidenta Claudia Sheinbaum mostró su satisfacción por la buena noticia y, cumpliendo con su rol, declaró que no hay qué preocuparse por Trump. Obviamente cumple con su obligación, que es no alarmar de más a los mercados. Pero ya lo están. El peso va en caída. Y cuando venga la posición de Trump en materia de negocios, migración y narcotráfico, el dólar mostrará su real fortaleza.
Y, claro, Trump querrá “doblar a la presidenta de México”, como ya lo hizo con su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, que el magnate norteamericano repetía cada vez que tenía oportunidad de repetir la sumisión mexicana en materia de migrantes ilegales.
El escenario es peligroso para México.
Ya sabemos que desde el anterior sexenio se juega a la geopolítica, con un romance con China que nada gusta a los vecinos del norte, sobre todo en lo que respecta al mercado automotriz. Los aranceles ya los tiene preparados mister Trump.
Pareciera que el régimen tiene a los chinos como opción para sustituir a los gabachos en materia de libre comercio, en caso de problemas en la revisión del T-Mec.
A propósito, ¿dónde está Marcelo Ebrard?
Lo último que se supo del secretario de Economía es que paseaba por las calles de Japón, país vecino de China.
¿Será que Ebrard tiene la misión de acelerar un tratado comercial con los orientales?
Pueque.
Hay que estar atentos a las señales que mande Trump al respecto.
Y la forma en que reaccionará Claudia Sheinbaum.
No hay que olvidar que Estados Unidos y China están a un tris del conflicto bélico por el asunto de Taiwán. Y, claro, desde marzo de 2018 China y Estados Unidos, las dos economías más grandes del mundo, están enfrascadas en una guerra comercial que trae graves implicaciones a los mercados internacionales.
Obviamente el escenario no es bueno para México, sobre todo si se continúa con el romance chino.
Cambiar de socio comercial tiene sus riesgos, sobre todo si aquí persisten en la geopolítica obradorista. Y retrasar las felicitaciones a mister Trump, como se hizo con Joe Biden, tiene sus riesgos.
Aguas con Rambo Trump y su aparente mayoría legislativa. En la mira, fentanilo y narcos. Para empezar, claro.