Tras las explosiones de coches bomba en Acámbaro y Jerécuaro, Guanajuato, algunas escuelas y negocios en esos municipios han notificado la suspensión de actividades por lo sucedido este jueves, catalogado por vecinos y autoridades municipales como “narcoterrorismo”.
La Preparatoria Federal por Cooperación (Prefeco) “Miguel Hidalgo y Costilla”, ubicada en Acámbaro, informó a través de sus redes sociales la cancelación de clases en el día de hoy. Además, docentes de primaria y secundaria han comunicado en chats con padres de familia que, aunque no se suspenden las clases de forma oficial, queda a consideración de los tutores si enviar o no a sus hijos. Lo mismo ocurrió en Jerécuaro, donde solicitaron suspender actividades de valor curricular en comprensión a la situación.
La incertidumbre aumentó tras dos reportes de “objetos sospechosos” en Acámbaro, que movilizaron a cuerpos de seguridad de los tres niveles de Gobierno. El Grupo Especial de Desactivación de Explosivos (GEDEX) inspeccionó un objeto abandonado en el Jardín Principal de este municipio y otro vehículo abandonado en la Colonia Emiliano Carranza, pero en ambos casos no se encontraron explosivos.
Debido a estas alertas, algunos comercios de la zona centro y de la colonia Emiliano Zapata cerraron sus puertas, además de que los vecinos fueron desalojados. En Acámbaro y Jerécuaro, las explosiones han sido catalogadas como actos de “narcoterrorismo”.
En una entrevista con el medio AM, la Alcaldesa panista de Acámbaro, Claudia Silva Campos, calificó la explosión de un coche bomba a las afueras de la Policía Municipal de Acámbaro como un acto de narcoterrorismo. La Edil indicó que los tres oficiales lesionados se encuentran fuera de peligro y no hay civiles heridos. En Jerécuaro, a 33 kilómetros de Acámbaro, se registró otro estallido de una unidad de Seguridad Pública, lo que causó un incendio en siete vehículos y nueve locales comerciales.
El pánico entre la ciudadanía persiste en estos y otros municipios de Guanajuato debido a los mensajes que han llegado a sus teléfonos, presuntamente firmados por una célula del crimen, amenazando con atentar contra comandancias que apoyen a grupos delictivos contrarios. Según fuentes de la Guardia Nacional, en esa zona del estado se registra una pugna entre dos células criminales que intentan “alinear” a las corporaciones policiacas para efectuar diversos delitos, como el trasiego de drogas, el huachicol, el robo a transporte y el cobro de piso.