Ahora resulta que los culpables son periodistas y conductores de medios informativos que conceden entrevistas y organizan paneles de análisis político. Con un cinismo inaudito —que refleja el pavor que le tiene a los narcotraficantes—, Rubén Rocha, gobernador de Sinaloa, responsabiliza a Azucena Uresti de lo que a él le pudiera ocurrir. ¡Por favor!
Todo porque la periodista le concedió una entrevista a Luis Chaparro, reportero independiente, donde éste afirmaba que el gobernador de Sinaloa no estuvo en Estados Unidos el día que en su entidad fue secuestrado Ismael El Mayo Zambada y asesinado Héctor Melesio Cuén Ojeda, enemigo político del señor Rocha; “no hay una sola prueba, está apostando a que se nos olvide”, dijo.
El titular del ejecutivo de la entidad sostiene que él sí viajó a Los Ángeles, California, ese 25 de julio. Para ello, muestra solicitudes del formato de registro de la I-94, así como lo que aparentemente es una bitácora de vuelo. Por cierto, no queda claro que ésta sea oficial y que su persona declarada como “ocupante” corresponda precisamente a esa bitácora de vuelo.
Yo sugiero que muestre: pasaporte sellado por la autoridad estadounidense y/o registro de entrada emitido por la autoridad estadounidense y, ya entrados en gastos, su visa vigente emitida por los Estados Unidos… Las sospechas no son de ‘a gratis’. Se las ha ganado a pulso. ¿O no fue quien, como titular del Ejecutivo estatal, defendía a capa y espada a la fiscalía de la entidad cuando ésta simuló en una gasolinera la muerte del ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa?
Morena carga con una crisis de legitimidad, de eso ni hablar. Deben de asumirlo. Y viajar de placer en día laboral, sin haber solicitado vacaciones, en el avión privado de un empresario con vínculos con el narcotráfico, casualidad y demás enredos, levanta sospechas.
En fin. El asunto es que mostrar un registro de vuelo (yo pude haber elaborado esa hoja en mi computadora) no es sinónimo de que viajó a Estados Unidos. Donde queda demostrado su viaje es en las listas de personas que entraron al vecino país del norte, elaboradas por la autoridad estadounidense.
Pero más allá de lo anterior, lo cierto es que Culiacán lleva más de un mes convertido en batalla campal entre grupos criminales. Y si alguien es responsable de mantener LA PAZ en Sinaloa es su gobernador. Más de 230 asesinados desde el 9 de septiembre demuestra que la autoridad estatal ha sido superada y los malandros son quienes gobiernan.
Pero el gobernador tiene el descaro de culpar a la conductora de un programa de radio —por muy bueno que este sea y por mucha audiencia que haya ido generando desde que ella está al frente— de las represalias que él pudiera sufrir en su persona por parte del narco; crimen organizado que, hay que decir de paso, la autoridad ha permitido prolifere a sus anchas.
Como ya dije, las declaraciones de Rocha destilan miedo a lo que le puedan hacer los delincuentes si se demuestra que él algo tuvo que ver con la detención del capo y la ejecución de Cuén, pero su seguro de vida NO es culpar a la periodista. De hecho, entre mayor sea su negativa para abrirse a los medios de comunicación, mayor será la investigación que los propios narcotraficantes harán para saber el grado de involucramiento y conocimiento de Rocha en todo esto.
Por último, habría que preguntarnos: ¿el cobarde ataque de Rubén Rocha hacia Azucena Uresti será señalado por las féminas de la 4T? ¿Condenarán al nulo gobernador o guardarán silencio —como acostumbran— porque su feminismo es más bien falso y acomodaticio? De hecho, queda la duda de si el ‘segundo piso de la transformación’ mandó a militares a reforzar Sinaloa y acabar con los delincuentes o más bien solo para cuidar de Rocha Moya.
Los de Morena siempre haciéndose las víctimas. El pato tirándole a las escopetas. O, dicho de otra manera, el gobernante responsabilizando a los periodistas. ¡Habrase visto!