A días del inicio del nuevo gobierno se han generado importantes expectativas, sin embargo, las condiciones en las que se dio el cambio indican que la cuesta estará muy empinada. Por un lado, está la terrible situación de la vida política, con una bola de partidos políticos remoras que se mantienen chantajeando y lucrando con sus migajas de poder para hacerse millonarios.
El Partido del Trabajo (PT)
Al igual que el PVEM, MC y Morena, están lejos de ser verdaderos institutos políticos, fueron concebidos como negocio y se mantienen bajo la propiedad de una sola persona que se eterniza en el control, lucrando y exprimiendo hasta el cansancio los recursos públicos, las prerrogativas que año con año les proporciona el Estado y la venta de plazas y candidaturas, es decir, explotando a municipios, estados y posiciones en el gobierno federal.
Desde su creación el 8 de diciembre de 1990, el PT ha tenido un único dirigente, Alberto Anaya. Ese partido, tiene su antecedente en la década de los sesenta, cuando impactó la ideología maoísta y de organización de masas en nuestro país, que fue retomada por un grupo de amigos de la Escuela Nacional de Economía, entre ellos Alberto Anaya, Carlos Salinas, su hermano Raúl, el tamaulipeco Hugo Andrés Araujo, Rolando Cordera, Manuel Camacho y Gustavo Gordillo, guiados por su profesor, Adolfo Orive y financiados por Raúl Salinas Lozano, el padre del expresidente.
Maoísta
Alberto Anaya, líder histórico del PT, nunca ha ocultado tres cosas: su admiración y alianza con Corea del Norte, su amistad con Carlos y Raúl Salinas de Gortari y el apoyo a López Obrador.
El gran líder mundial de los partidos del trabajo y del maoísmo, es el régimen de Corea del Norte, y algunos reciben importantes subsidios. Alberto Anaya ha sido uno de ellos y por eso siempre ha sido muy agradecido con el dictador Kim Jong.
Es importante recordar los antecedentes de la relación de México con Norcorea, porque las relaciones no habían sido buenas, sino hasta el régimen de Carlos Salinas. El presidente Miguel Alemán envió un contingente militar a la guerra de Corea entre 1950 y 1953. En 1971, en su primer informe presidencial, Luis Echeverría acusó a Pyongyang de entrenar guerrilleros mexicanos y no fue hasta 1993, durante la administración salinista que se instaló el primer embajador norcoreano en nuestro país. Una relación que se estrechó por el apoyo de los Salinas y Alberto Anaya.
En marzo de 2007 cuando se llevó a cabo el seminario “Los partidos y una nueva sociedad”, que reunió a fuerzas de izquierda de 33 naciones, Anaya elogió “la valentía y el arrojo” del gobierno de Corea del Norte por no ceder a las presiones estadounidenses. En 2013 le envió una carta al líder norcoreano donde alababa “los legados entregados por los presidentes Kim Il Sung y el líder Kim Jong Il a la posteridad”, incluso en medio de la tensión mundial que provocó Corea del Norte por sus pruebas nucleares, Alberto Anaya estuvo en aquella nación para, y cito a la prima de Ricardo Monreal, la zacatecana y ex diputada y alcaldesa de Zacatecas por el PT, Magdalena Núñez Monreal: como una muestra de solidaridad con el dictador Kim Jong-un.
Dos meses después de la visita de Anaya a Corea y ante las constantes pruebas nucleares de los norcoreanos, el gobierno de México decidió expulsar al embajador de esa nación por intromisión a la política interna y en represalia a las pruebas nucleares. López Obrador criticó la decisión del gobierno mexicano asegurando que fue una medida que “sólo busca congraciarse” con la administración Trump. En tanto que una representación de Morena acudió a la embajada de Corea del Norte a solidarizarse con el embajador de ese país, que “se atrevió a romper la hegemonía de poder”.
Corrupción
Alberto Anaya y familia han sido corruptos y de forma evidente lucran con su posición, por lo más sensible, la educación y cuidado de los niños. Gracias a su partido, Anaya ha hecho uno de los mayores negocios con los CENDIS logrando obtener millonarios recursos del gobierno de Nuevo León que fueron a parar a las cuentas personales de Anaya, de sus cómplices y de su partido. Entre los años 2015, 2016 y 2017 María Guadalupe Rodríguez, esposa del líder histórico del PT, recibió 260 millones de pesos del gobierno de Nuevo León y a su vez, emitió 123 cheques que fueron depositados en una cuenta a nombre del comisionado político nacional del PT en Aguascalientes, Héctor Quiroz García, por un monto de 59 millones 935 mil pesos.
En 2015 no lograron la votación mínima requerida para conservar su registro, sin embargo, con la intervención de Morena y algunos priistas como Manlio Fabio Beltrones lograron mantenerse en el escenario político.
Al final, mientras sigan estando los políticos de siempre, con partidos como el PT y personajes siniestros como Alberto Anaya, que lleva 34 años lucrando y manteniendo su estatus quo de las transas y las componendas, este país, por mejor voluntad que se tenga, no va cambiar.
Nueva ocurrencia: Farmacias del Bienestar
Los abogados tienen sus errores en la cárcel, los médicos en el cementerio y los políticos —ahora descubrimos— en las instituciones que desaparecen. Así, en México, el INSABI falleció para convertirse en IMSS-Bienestar. Las anomalías encontradas por la Auditoría Superior de la Federación no se subsanarán. A estas se les dio carpetazo.
Lo mismo sucedió con SEGALMEX; a través de esa dependencia hubo un saqueo de más de 16 mil millones de pesos y ahora se esfuma —junto con el dinero— para crearse, en coordinación con DICONSA, una nueva institución que se llama “Alimentación para el Bienestar”.
¿Ya se va viendo el esquema? El problema no es tanto el crear o el desaparecer instituciones, sino el que se le dé carpetazo a los expedientes de corrupción.
Ahora está volviendo a suceder con lo de la famosa megafarmacia, el elefante blanco del que se señaló su inoperancia desde que abrió sus puertas. Adiós a esta y saludos a las Farmacias del Bienestar…
Evidentemente se aplaude cerrar un armatoste que no servía (surtir tres recetas al día en un país de 126 millones de habitantes habla de su nula eficiencia), pero la solución propuesta es una ocurrencia que tendrá un altísimo costo. No quiero sugerir que crear estas nuevas aporecas obedece al deseo de enriquecer a alguien, por lo que me limito a decir que la probabilidad de que este experimento funcione adecuadamente es cercana a cero.
La ocurrencia pasa por olvidar que los propios centros de salud pública, cerca de los cuales supuestamente se instalarán las Farmacias del Bienestar, ya tienen sus propias farmacias. ¿A qué obedece entonces un gasto más bien superfluo? ¿Sabrá la presidenta Claudia que se le convenció de gastar en algo que ya existe? ¿Por qué o para qué hacerle competencia no solo a las farmacias del sector privado, sino a las que están en sus propios centros de salud pública?
Quien tuvo la ocurrencia, no conoce los centros de salud o, bien, quiere defraudar al Estado Mexicano al construir farmacias innecesarias. ¿Estamos ante un fraude multimillonario relacionado con la construcción, equipo y abastecimiento de las mismas? Abastecimiento de todo tipo de medicamentos que, por cierto, esta acción del ‘segundo puso de la transformación’ no soluciona.
Debiera ser una obviedad, pero por lo visto no lo es: terminar con el desabasto no depende de tener un almacén gigante o tener miles de pequeños, sino en establecer un sistema de producción / compra / suministro / distribución / almacenamiento continuo de medicamentos. Desde el paracetamol (la medicina más demandada en todo el sector tanto de salud pública como privada), hasta los oncológicos especializados.
De hecho, la construcción de miles de Farmacias del Bienestar para el IMSS Bienestar empeorará la logística y creará —dentro del propio sistema de salud pública— una suerte de canibalismo por ciertos productos. Ello a su vez impactará en el bolsillo de los pacientes y en crear un sobrecosto para la administración pública. En otras palabras, las FdelB generarán malestar medido en tiempo, dinero y esfuerzo de los enfermos y sus familiares, así como de la propia administración pública.
¿A esa brillante solución llegó el destacado doctor David Kershenobich? ¿A mayores problemas para el sector salud, ya de por sí en estado crítico?