Ya la aprobaron. Con todo y desacatos, y sinsentidos y demás violaciones a la ley, ya la intentan implementar. Ahora el asunto es que la saquen adelante…
Mal diseñada de origen; peor redactada. Con un planteamiento que en nada mejora o impulsa la procuración de justicia. Lo que no quita que los morenistas la usan para hacerse de más poder en lo individual y en sentido colectivo… Para eso es, de hecho.
Muchos problemas para su implementación (dejemos de lado su eficacia). Ni legisladores ni INE ni demás autoridades del Poder Ejecutivo federal saben cómo sacarla adelante. Algo así como el juego de la papa caliente o ese de ponerle la cola al burro… Pero poner en marcha su “azarosa” venganza está resultando extremadamente complicado, lo que era lógico.
Harvard se burla de la presidenta Sheinbaum y de su reforma; ella de la universidad norteamericana. El asunto es que, aquí, ‘el que ríe al último, ríe mejor’ y ese en definitiva no será el pueblo de México. La mentada reforma no llegará a buen puerto. Eso sí se los puedo garantizar. Terminarán simulando para ocultar el fracaso. Así hacen siempre.
¿Quiénes, después de la titánica labor de sacar adelante la primera elección de jueces federales y locales, querrán repetir el ejercicio una y otra vez? ¡Ni de locos! Se destruirá el servicio profesional del Poder Judicial, llegarán personas que no tendrán ni capacidad ni experiencia y se enquistarán ahí, pues ni de chiste habrá la intención, el presupuesto, el ánimo y la estructura para continuar repitiendo el proceso de forma rutinaria como teóricamente debía ser. Eso suponiendo salga avante el primer proceso de elección…
Y es que a menos de diez días para que se instalen los comités de selección de candidaturas a jueces, magistrados y ministros, lo que ya sucede es una combinación de dos asuntos: (1) el oficialismo no encuentra quiénes se presten a conformar esos comités; (2) morenistas del Senado y Cámara de Diputados andan en plena rebatinga para decidir si tendrán mano en la integración del comité que corresponde al Poder Legislativo. Triste espectáculo —uno más— de Ricardo Monreal, de Adán Augusto López y de Gerardo Fernández Noroña. Los de siempre buscando tener mayor poder que la mismísima presidenta. Y lo están logrando.
Buscan la revocación de mandato para, ¡oh sorpresa!, alguno de ellos sea quien termine el mandato 2024-2030. No solo eso, el que maneje estos comités y tenga baza en los “candidatos” a jueces, podrán, en más de un aspecto, controlar a los gobernadores.
Se sabía que la autonomía del Poder Judicial desaparecería con esta reforma, ¿pero se había vislumbrado que quienes mandarían de ahora en adelante en el país serían los legisladores que manejen los mencionados comités?
Y mientras se establecen cuotas y cuates, ¿alguien asume las responsabilidades que todo esto incumbe? Empezando por lo que costarán dichas elecciones. Sorpresa que le espera al INE en el presupuesto federal del 2025… Pasando por los cuellos de botella que se generarán en el lapso entre que juristas se van y juristas lleguen… Terminando por el pago de la liquidación de los despiden…
Dado que ni el gobierno ni el INE pagarán las campañas, ¿de dónde van a sacar dinero para las mismas los que van a participar en las elecciones judiciales? ¿Cómo serán auditadas estas? Habrá compra de jueces, por supuesto que sí; estará formalizado.
Giro de la Perinola
Conforme a la reforma al Poder Judicial, los requisitos para ser ministros de la SCJN es contar con cinco cartas de recomendación de amigos o vecinos (obvio, estos no necesitan saber de leyes ni ser gente de bien, por decirlo amablemente) y un promedio de ocho de calificación en la carrera. El mérito a la mediocridad.
Fue esa pequeñez en los requisitos la que arrancó las risas en Harvard. Juzgadores y conocedores del derecho se mofan. Tienen razón.
La presidenta Sheinbaum decidió decir que “nadie se ríe de los mexicanos” y se enrolló en una pírrica entelequia. En serio, ¿qué no tiene asesores serios?, ¿por qué la dejan hacer el ridículo?
Nadie se ríe de los mexicanos; solo del adefesio que es la reforma. Si bien probablemente habría que llorar. Se están pisoteando las carreras de personas muy expertas y preparadas para que entren quienes no tienen ni experiencia ni preparación.