La Administración de la justicia debe ser un excelente negocio. Por eso la prioridad es controlar las operaciones del Poder Judicial de la Federación. Y para lograrlo las partes en pugna recurren a lo mejor de su repertorio, con tácticas legales, ilegales y legaloides. Todo en aras de manejar el negocio y sus millonarios intereses.
Al menos así se ve la batalla que libran los grupos en pugna por el control del Poder Judicial y sus vasos comunicantes por donde fluye dinero en abundancia.
Sí, dinero legal e ilegal.
Bien dicen que en México hay justicia para el que pueda comprarla.
Para el pobre, ni hablar. Es pérdida de tiempo.
Y para el delincuente de altos vuelos la justicia se vuelve un poco más carita.
¿Quieres libertad?
¡Te cuesta tanto!
Bueno, también sobresalen los favores políticos, que al final se traducen en más dinero.
No hay pierde.
La justicia es, simple y sencillamente, una minita de oro.
Y aquí embona a la perfección el pensamiento clásico: No me vengan con ese cuento de que la ley es la ley.
Es la ley del más poderoso.
Y en breve será la “Ley del Garrote”.
Con todo lo que ello implica.
A menos, claro está, que haya marchas de protesta a cargo de millones de personas.
Algo que se ve muy difícil.
Por lo pronto.
Aunque no se debe descartar ese movimiento social.
Antes de eso, está la próxima aduana: La Suprema Corte y sus menguados intereses.
Falta por saber si las y los ministros no afines al actual régimen se jugarán el todo por el todo en un abierto reto a los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Con todos los pronósticos en contra.
Ya veremos si están dispuestos a caer de cara al sol.
De darse este interesante juego de vencidas, habría que estar atentos al apoyo de la comunidad internacional, sobre todo del Tío Sam.
Entonces sí que habría una real crisis constitucional.