Un arranque desafortunado. Ni la inercia ni las fuerzas de la naturaleza ayudan. Pero estas no son pretexto para dejar de hacerle frente al problema que hoy por hoy más afecta a la población mexicana: una inaudita violencia que azota nuestro país.
Claudia Sheinbaum se estrenó como presidenta con los estragos de “John” en Acapulco (el huracán afectó a más de 127 mil personas y 39 mil viviendas en la costa de Guerrero) y con 350 personas asesinadas en menos de una semana. Y si bien todos los homicidios son condenables, hay unos más espeluznantes. Entre ellos, los de Sinaloa producto de la guerra campal entre “Los Chapitos” y “Los Mayos”.
La Presidencia de la República se inaugura así, entonces. Con niveles de violencia sin parangón y, por lo mismo, en un punto en que ya no hay margen para la espera ni para los abrazos… Si hay un tema —junto con la necesidad de prosperidad económica, sea esta compartida o no— en el que Claudia Sheinbaum y su equipo se ven presionados es este.
Valgan algunos “eventos” recientes donde la violencia ha dejado su marca contabilizada en muertos:
- Apenas este fin de semana asesinaron al recién investido presidente municipal de Chilpancingo, Guerrero. Tenía menos de seis días en el cargo; pertenecía a ‘la oposición’ política. ¿Qué expectativas de seguridad puede suponer eso para el resto de la ciudadanía?
- En Chiapas, al menos 10 alcaldes iniciaron a la distancia sus labores porque, por inseguridad y descontrol político institucional, no pueden despachar desde sus municipios…
- Mientras, los asesinatos continúan en Sinaloa; más de 150 personas en 28 días. Tres baleados en un bar en Celaya, Guanajuato. Veracruz no se queda atrás: varias balaceras en diferentes sectores del puerto de Tuxpan a plena luz del día.
- Por si eso fuese poco, el Ejército en Chiapas, como burla cruel, asesinó a varios migrantes el 2 de octubre. ¿La razón? Los polleros que les llevaban no se detuvieron cuando se les indicó hacerlo.
La violencia cobró en el sexenio obradorista 199,619 homicidios dolosos (Causa en Común calcula que se sobrepasaron los 200 mil, pero se dio un subregistro al eliminarlos o reclasificarlos como homicidio culposo, los cuales tuvieron un aumento del 12% este año sobre el 2023), lo que hizo evidente que se requería una política pública integral para el combate a la inseguridad.
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Esta semana, Sheinbaum presentará su estrategia en la materia. Estaremos atentos y la analizaremos. Y si bien nadie medianamente sensato puede esperar que todo se solucione de manera inmediata, sí que inicie la construcción de instituciones municipales, estatales y federales que no puedan ser penetradas (o amenazadas) por el crimen organizado y donde los diversos elementos de la administración pública trabajen de manera coordinada para enfrentar este cáncer. Labor de titanes, sin lugar a dudas, mas no se puede continuar cediendo territorio nacional a grupos delincuenciales.
En el mismo tenor, si los desastres naturales hacen estragos; se requiere tener nuevamente un fondo (llámenle cómo quieran) para enfrentar este tipo de desgracias. Es cierto, no necesariamente este tipo de calamidades se resuelven con que la presidenta ‘se moje los zapatos’, pero sí ayuda a que a la primera mandataria se le vea más cercana y empática con las víctimas; inyectando esperanza entre los afectados.
La situación de Ruben Rocha en Sinaloa es harina de otro costal; vaya, son palabras mayores. El gobernador de la entidad compartió en sus redes sociales que sostuvo una reunión en la Ciudad de México con Omar García Harfuch, nuevo secretario de Seguridad Pública federal.
¿Qué acordaron hacer? Lo pregunto muy en serio porque con que vaya el gabinete de Seguridad a sesionar frecuentemente a Sinaloa, poco o nada se logrará. Lo mismo, por cierto, con haber sancionado y expulsado de las Fuerzas Armadas a los elementos que abrieron fuego en Chiapas contra migrantes.
A Sheinbaum le dejaron un polvorín y ella todavía dio las gracias. Urge que su estrategia de Seguridad funcione adecuadamente. México ya no resiste más acribillados ni fosas clandestinas. Ya no (no miento).
Giro de la Perinola
La Sedena relevó al general Francisco Jesús Leana Ojeda, encargado de zona; el mismo quien aseguró que la paz en Culiacán, Sinaloa dependía de lo que acordaran los capos del narco. Pertinente saber si lo relevaron por decir la verdad o por una cuestión específica de su gestión y actuación.